EL COLOR DE LOS AFFORDANCES EN ESCENARIOS RESIDENCIALES.
UN ESTUDIO PSICOAMBIENTAL
THE COLOR OF AFFORDANCES IN RESIDENTIAL SETTINGS.
A PSYCHO-ENVIRONMENTAL STUDY.
Arturo Eduardo Villalpando-Flores y Serafín Joel Mercado-Doménech
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Resumen
El objetivo de la presente investigación de carácter exploratorio es indagar el efecto del color del mobiliario sobre la preferencia de los habitantes de escenarios comunes de la vivienda. La muestra fue intencional conformada por adultos mayores de 18 años, utilizando un diseño 4X3X2 mientras que para la recolección de los datos se utilizó un instrumento compuesto por imágenes de 3 escenarios comunes de la vivienda en 4 tonos cromáticos, manipulando el nivel de saturación y brillantez presentándose aleatoriamente. Los resultados analizados a partir de un análisis de varianza indican que los atributos relacionados con aspectos estéticos, tienen un mayor impacto sobre la elección del color de los affordances, lo cual nos refiere a patrones culturales y significados connotativos que subyacen a la elección del color, en relación con ambientes diseñados de gran importancia, como la vivienda.
Palabras clave: Psicología Ambiental, Percepción Ambiental, Affordances, Vivienda
Abstract
The aim of this exploratory study is to examine the effect of color of the affordances of furniture on the perception of the inhabitants of regular house’s behavior settings in Mexico. The sample consisted of 16 adults with an average age of 18. A 4X3X2 research design was used, with images of 3 common household settings such as the kitchen, bedroom and dining room in 4 hues, blue, red, yellow and green, in 2 levels of saturation and 3 of brightness. The results were analyzed using ANOVA. The attributes related to aesthetics, have a greater impact on the choice of color of the affordances, which refer us to cultural patterns and meanings underlying connotative the choice of color, in relation to environments designed and built of great importance, such as housing.
Key Words: Environmental Psychology, Environmental Perception, Affordances, Housing
Resumo
O objetivo desta pesquisa exploratória é investigar o efeito da cor dos móveis na preferência dos habitantes de cenários habitacionais comuns. A amostra foi intencionalmente composta por adultos acima de 18 anos de idade, utilizando um design 4X3X2, enquanto para a coleta de dados foi utilizado um instrumento composto por imagens de 3 cenários comuns de habitação em 4 tons cromáticos, manipulando o nível de saturação e brilho apresentando aleatoriamente. Os resultados analisados a partir de uma análise de variância indicam que os atributos relacionados aos aspectos estéticos têm maior impacto na escolha da cor das ofertas, que se refere a padrões culturais e significados conotativos subjacentes à escolha da cor, em relação a ambientes projetados de grande importância, como a habitação.
Palavras-chave: Psicologia Ambiental, Percepção Ambiental, Preços, Habitação
1. Introducción.
Ambientes diseñados y comportamiento humano
Un aspecto en que la psicología ambiental ha inquirido desde sus inicios es el estudio de las relaciones de los individuos con sus escenarios de conducta. Para comprender las circunstancias que rodean sus comportamientos, hay variables de diversas naturalezas (ambientales, sociales y culturales entre otras), que deben tomarse en cuenta al momento de estudiar los procesos de la cognición y el comportamiento humano dentro de un escenario cualquiera; considerando que la relación que sostiene el individuo con su entorno próximo influye en la calidad de vida del mismo, (Moser, en Moser, Pol, Bernard, Bonnes, Corraliza & Giuliani, 2003), la cual a su vez se ve mediada por factores físicos y ambientales.
Desde este punto de vista Landázuri, Mercado & Terán (2013), argumentan que el contexto y sus componentes influyen en la conducta, siendo los objetos de uso diario en el caso de ambientes diseñados como lo es la vivienda, los que manifiestan affordances (Mercado, Landázuri & Terán, 2006). Este anglicismo desarrollado por Gibson (1979), refiere a las oportunidades de acción (ofertas) que percibimos directamente del medio, posibilitando la externalización de ciertos comportamientos en escenarios de conducta. Al respecto Barker (1978), enfatiza que la percepción está determinada por la captación directa de las superficies de los objetos provista por los límites físicos de estos, es decir de la materia, respecto al medio que les rodea, y que la percepción de lo que estas superficies ofrecen es directa.
Esto nos dice que la funcionalidad psicosocial y ambiental de la vivienda depende de los participantes y los affordances que se encuentran dentro del escenario (Wicker, 1984; 1987), constituyendo una relación sinomórfica que permita a los participantes conectarse en circuitos autorregulados para satisfacer sus metas y desarrollar sus actividades de manera favorable (Gifford, 2014). En consecuencia, los affordances de un escenario de conducta (como lo es el color del mobiliario) son estímulos relevantes que posibilita el comportamiento de los participantes (Coreno-Rodríguez & Villalpando-Flores, en Mercado, Guevara & Gómez, 2014), repercutiendo en las relaciones interpersonales e intragrupales que se originan y conjuntan dentro del lugar.
Respecto al papel de la variable del color dentro del binomio medio ambiente – comportamiento humano, habría que esclarecer su naturaleza física, ya que el color es uno de los aspectos que varían en un entorno diseñado y que afectan la percepción y la valoración psicológica de los sujetos (Norberg-Schulz, 2008).
Para empezar, el color es una experiencia que se relaciona con la frecuencia de la luz reflejada por la superficie de los objetos, dependiendo de la frecuencia de la luz iluminante y del espectro de absorción de dichos objetos (Flores, 2001); haciendo hincapié en que el color no depende estrictamente de la frecuencia reflejada propiamente, ya que existen otras frecuencias alrededor, que en conjunto con la cognición de la situación de iluminación, son las que determinan en buena medida su percepción (Mercado, 1978). Esto quiere decir que al momento de percibir un color, este se reconoce conceptualizándolo al hacer contacto la percepción, con información previamente almacenada, permitiendo con ello su asignación a una clase o categoría.
Por otro lado, desde la parte sociocultural, el significado del color depende del objeto o diseño sobre cuyas superficies se manifiesta (Holl, 2018), generando connotaciones que evocan reacciones emocionales ante los objetos y que son producto de nuestro proceso de aculturación, estableciendo significados y preferencias sociales. Heft & Kytta (2006), argumentan que las actividades cotidianas en conjunto con las connotaciones socioculturales del diseño de los objetos de los ambientes diseñados que habitamos y utilizamos, son factores que determinan el significado que les damos a las cosas y acciones resultantes de su uso, a partir de su forma, tamaño y color: es decir sus affordances (Coreno-Rodríguez & Villalpando-Flores, 2012).
2. Diseño de ambientes residenciales y calidad de vida
La vivienda tiene diversas funciones que permiten relacionarnos con el ambiente que nos rodea. Esta estructura sirve de interfaz entre el sujeto y el medio ambiente externo (Landázuri, Lee, Terán & Mercado, en Bonaiuto, Bonnes, Nenci & Carrus, 2011) lo cual regula el clima, la temperatura, la humedad y otras variables ambientales que podrían dificultar las actividades cotidianas. Rapoport (2001), realiza un análisis teórico sobre los orígenes culturales del concepto de vivienda, poniendo especial interés en el fenómeno de la habitabilidad, llegando a establecer que los escenarios de conducta interconectados (naturaleza propia de la vivienda), los atributos propios del diseño urbano-arquitectónico, así como esquemas sociales, normas, afectos, sentido de pertenencia y arraigo y expectativas, permiten hablar en conjunto de la calidad de vida de los usuarios y del ambiente que les rodea (Landázuri, Terán, Mercado & Sánchez, en Guevara 2003).
Otra función es la de conformar una red interconectada de escenarios de conducta, conexión que permite la realización de diferentes actividades e interacciones entre personas que constituyen la vida familiar (Mercado, Ortega, Luna & Estrada, 1994), implicando que se pueden llevar a cabo diferentes actividades sociales dentro de una ubicación espacial definida física y psicológicamente (Pallasmaa, 2016). Con esto, y retomando lo propuesto por Mercado (en Mercado, Guevara & Gómez, 2014) la vivienda puede visualizarse desde la perspectiva social de la teoría de los sistemas de Kurt Lewin (1997), entendida como una estructura de lugares y objetos diseñados e interconectados entre sí que crean condiciones particulares para emitir comportamientos individuales y que puedan coordinarse de forma grupal. Es decir, se conjuntan para la conformación de escenarios conductuales que hacen posible la vida familiar; mismos que son vistos por Gibson, Barker & Heft (2001), como una realidad auto conducida dentro de un tiempo y espacio determinado y que contienen una población definida, con roles establecidos en términos de cantidad.
A partir de esto se concibe a la vivienda como una estructura urbano-arquitectónica y socio-ecológica formada por variables biopsicosociales y ambientales que alientan e impiden la externalización y ejecución de ciertos comportamientos relacionados entre sí, para dar sentido a las actividades y procesos psicológicos propios del lugar.
Con ello, la creación de espacios sociópetos y la relación sinomórfica entre el espacio absoluto (vivienda) y el espacio relativo (affordances de la vivienda) se vuelven piezas relevantes para entender cómo se realizan las actividades cotidianas del lugar, su nivel de eficacia, éxito y trascendencia en la vida diaria de los usuarios (Landázuri & Mercado, 2004). Además de proveer de cierto carácter a dichos espacios, lo que genera mensajes denotativos de apertura y/o privacidad (Mercado, Ortega, Luna & Estrada, 1995). Por tanto y de acuerdo con Mercado (en Guevara, Landázuri y Terán, 1998), el diseño arquitectónico y sus componentes son importantes para la calidad de vida de los usuarios debido a que en dicha estructura se encuentra el hábitat que hace posible la vida familiar, la cual constituye la institución primordial que es base de la vida psicosocial del individuo.
Duarte (en Guevara y Mercado, 2002), menciona que la constitución de estos espacios y de su mobiliario denotan una necesidad de crear un micro universo familiar, donde el individuo tenga la oportunidad de apropiarse y personalizar su entorno inmediato; situación que Tuan (2005) y Pallasmaa (2018), consideran fundamental para que la persona se conecte con el lugar y convierta ese espacio en parte primordial de su formación. Por su parte Norman (2013), refiere a que los objetos y su ubicación dentro del hogar hablan de nosotros mismos y de cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo; mientras que Aragonés & Rodríguez (2005) afirman que los residentes modelan la casa según sus necesidades, gustos y deseos, adaptándola a ellos mismos a través de la decoración, permitiéndoles imprimir el self en ella y que dicho lugar sea un espejo de ellos mismos, colmado de significados y ataduras emocionales (Aragonés & Pérez 2009).
3. El color de los affordances de la vivienda
Villalpando-Flores (2008), menciona que los affordances adquiridos son ofertas que han sido modificadas por los desarrollos tecnológicos, por lo cual, hay que percibir y aprender por medio de la experiencia (ensayo y error) las oportunidades que proporcionan los elementos de diseño de los espacios y objetos (Maier & Fadel, 2009).
De acuerdo con Harston (2003), & Clapham (2011), los affordances que puede proporcionar la vivienda refieren a que el uso, funcionalidad y aprecio por los objetos y muebles, son variables que pueden determinan que tanto ofrece el espacio en conjunto. Esto genera impacto a nivel psicosocial y emocional en los usuarios, determinando preferencias sobre patrones de diseño arquitectónico e industrial (Kopec, 2018). Un estudio realizado por Dazkir & Read (2012), afirma que el tipo de mobiliario (como su forma curva o recta), tiene influencia sobre la generación de respuestas emocionales en relación con el confort y placer, siendo los muebles curvilíneos los más solicitados.
Norman (2007), asegura que este anclaje emocional con las cosas se da gracias a las cualidades que adjudicamos a los objetos cotidianos, ya que el diseño emocional de estos es tan importante como su uso y función (Clark & Uzzell, en Spercer & Blades, 2005). Es entonces donde encontramos en el diseño de los objetos, que el color toma especial importancia debido a características psicofisiológicas, y connotaciones que nosotros adjudicamos mediante los diferentes niveles de saturación que conocemos (Gregory, 1977).
Esto se debe a que el color es el medio en el cual el sistema nervioso, al momento de construir un modelo del objeto, cataloga y modela las propiedades de absorción, transmisión y reflexión de la luz, siendo esta la manera en cómo se codifican las propiedades reflectivas de las superficies, indicando que la luz es el factor ambiental determinante para poder percibir la tonalidad, la brillantez y la saturación (Baytin, Kiran & Tunbis, 2005). Esta dicha cualidad (en términos de frecuencia) y la intensidad de luz, posibilita la interpretación cognitiva de la tonalidad de un objeto, sustentada en la información que arrojan las frecuencias que reflejan y que se reflejan en los objetos mismos, así como el contexto de otros objetos coloreados y de las fuentes de iluminación con las sombras que generan. Por tanto el color es una propiedad psicológica de nuestras experiencias visuales cuando observamos objetos y luz, y no una propiedad física de objetos y luz (Palmer, 2002), haciendo que el color sea una propiedad cromática adscrita a las superficies.
Así, el color de ser un producto de la física y la psicología, pasa a ocupar un lugar dentro del proceso de comunicación, como un signo que correlaciona una gama de significantes dentro de una sola unidad que definimos como significado, a través de los cuales los hombres se comunican entre sí (Ortiz, 2015); considerando que los signos están regidos por reglas específicas y estableciendo relaciones existentes entre los diferentes símbolos, gracias a una correlación existente entre el plano de la expresión y el de contenido (Ortiz, 2008).
Lo anterior implica que un signo jamás representa a un objeto, pero sí constituye un acto referente, siempre y cuando el código le muestre al intérprete a qué clase de objeto pertenece dicho significante (De Bottom, 2006). Por ello y de acuerdo con Ortiz (2004), es innegable que los significados de los colores se basen en asociaciones y referencias del mundo en que vivimos. Mismas que influyen en la percepción que podamos tener sobre el diseño urbano-arquitectónico (Rapoport, 2005), y las ataduras emocionales resultantes de nuestra constante interacción con el medio próximo.
Con base en la discusión planteada, el objetivo de la presente investigación de carácter exploratorio, es indagar cual es la preferencia del color del mobiliario de los escenarios de conducta de la vivienda, en interacción con los affordances de los objetos sobre la percepción de los habitantes de dicho escenario. La hipótesis planteada es que la preferencia del color es un factor importante, para la percepción de affordances, generación de apropiación e identidad, así como juicios estéticos, relaciones emocionales y sensopercepciones de confort sobre los mismos.
4. Método
4.1.- Participantes
Se seleccionaron 16 participantes, 6 hombres y 10 mujeres (M=.405, DE=.295) por medio de un muestreo no probabilístico de bola de nieve. Los requisitos solicitados para la conformación de la muestra fueron tres. En primer lugar que se contara con la mayoría de edad, en segundo lugar que fueran residentes de casa habitación en la Ciudad de México; esto por la naturaleza del instrumento de medición, ya que se presentaban imágenes con dimensiones que no corresponden a la distribución espacial de una departamento. Y el último criterio fue que las residencias contaran con lugares distintos para la cocina, recamara y sala comedor, es decir, que estuvieran delimitados físicamente por una pared.
4.2.- Instrumento
El instrumento consistió en una presentación de Power Point conformada por una serie de estímulos (imágenes) de tres escenarios de conducta comunes dentro de la vivienda: cocina (COC1), recamara (REC2) y sala comedor (SAC3) (Ver Figura 1), los cuales fueron renders diseñados expresamente para el presente estudio en el software ArchiCAD 16, por lo que se tuvo apoyo y asesoría de arquitectos y diseñadores industriales.
Para encontrar relación entre el color y sus efectos psicológicos, se utilizaron los 4 colores principales, verde (VE1), azul (AZ2), rojo (RJ3) y amarillo (AM4) ( Ver Figura 2); manipulando en cada uno de estos la saturación y brillantes. Al modificar la saturación de estos colores, se obtuvieron 2 categorías, desaturado (DES1) y saturado (SAT2); la alteración de la brillantez dio como resultado otras tres categorías: oscuro (O1), neutro (N2) y claro (C3). Sumando la manipulación y brillantez de los cuatro colores en los tres escenarios, se obtuvo un total de 72 estímulos completamente diferentes entre sí en términos de saturación y brillantes, enumerándose y categorizándose para su análisis posterior (Ver Tabla 1).
Para la evaluación de estos estímulos, se utilizó un formato de auto reporte para obtener una calificación por cada escenario de la vivienda en tres rubros distintos: bonito/feo, alegre/triste y cómodo /incómodo. El instrumento presento Coeficientes de Consistencia Interna Alpha de Cronbach (α=.812) y Omega (ω=.823) aceptables para esta investigación.
4.3.- Procedimiento
A cada uno de los participantes se le mostró la presentación en Power Point con las 72 imágenes de los cuatro escenarios de manera aleatoria. Se les pidió que calificaran cada una de las imágenes del 10 al 0, siendo el 10 la calificación más alta y el 0 la más baja, en tres rubros distintos: bonito/feo, alegre/triste y cómodo /incómodo. En total se obtenían 3 calificaciones por cada estímulo.
4.4.- Análisis Estadístico
El análisis de datos se realizó a través del manejo de modelos estadísticos inferenciales no paramétricos, por medio de un análisis de varianza ONEWAY y un análisis de regresión lineal múltiple utilizando el programa estadístico SPSS, en su versión 23.
5. RESULTADOS
Los análisis de varianza ONEWAY de las 3 variables dependientes, (bonito/feo, alegre/triste y cómodo /incómodo) resultaron ser significativos (p<.001) con una varianza explicada del 14, 13 y 12 % de la varianza respectivamente, indicando la existencia de un factor influyente de la tonalidad de los colores sobre el juicio estético (bonito/feo) (Ver Figura 3), emocional (alegre/triste) (Ver Figura 4) y sensoperceptual (cómodo/incómodo) (Ver Figura 5) de las personas hacia los muebles de la vivienda.
Debido a esto, podemos ver que el color que se relaciona más con el atributo de la belleza es el azul, seguido del rojo, verde y el amarillo; mientras que el color rojo, seguido por el azul se relaciona más con la alegría que el verde y el amarillo. Por último, en relación a la comodidad, encontramos el azul y el rojo en primero y segundo lugar, seguidos del amarillo y el verde. Es conveniente mencionar que estos resultados obedecen a que los participantes estuvieron expuestos a varios y distintos niveles de saturación de las 4 tonalidades básicas, por lo que el desconocimiento o confusión de una tonalidad pudo influir en la apreciación de la imagen. Lo cual nos indica que la aceptación e identificación con una tonalidad obedece más a los significados y relaciones iconográficas que hacemos con los colores, y no con aspectos de niveles bajos de análisis perceptual.
En el modelo de regresión lineal múltiple, no se encontró significatividad alguna entre las variables dependientes (bonito/feo, alegre/triste y cómodo /incómodo) y las variables independientes (saturación y brillantes); lo que nos indica que no existe una relación entre la saturación y brillantes de los colores con los juicios estéticos, relaciones emocionales y sensopercepciones de confort sobre los muebles del hogar.
6. Conclusiones
De acuerdo con Villalpando-Flores (2015), la relación que construimos con nuestros espacios diseñados es importante debido a que se generan conductas que trascienden en todos los aspectos de nuestra vida. En el caso de la vivienda, se originan comportamientos y significados tanto individuales como colectivos que permiten integrarnos a la vida social, por lo que se debe de mantenerse un equilibrio tanto psicológico como físico dentro de dicho hábitat (Mercado, López & Velasco, 2019).
Este equilibrio físico proporcionado por su diseño arquitectónico y apoyado por sus affordances, permite organizar los escenarios de conducta que darán pie a los roles que llevan a cabo los participantes (Schoggen, 1989), teniendo como resultado que el color funge como una variable moderadora en las relaciones hombre-medio ambiente (Gifford, 2014a). De tal suerte que los elementos connotativos y denotativos del diseño urbano-arquitectónico (Muntañola en, Jiménez & Aragonés, 1991) de los escenarios residenciales, determinan y benefician (en el mejor de los casos) los procesos socioculturales de los integrantes de la familia y su relación con variables psicoambientales (Mercado en Corsi, 2004). Es decir, que el diseño y el mobiliario de la vivienda generan una coherencia espacial, sentido de pertenencia, sensación de confort y enriquecen la experiencia estética del habitante.
Los resultados obtenidos muestran una luz sobre como el fenómeno del color influye en comportamientos y juicios de los usuarios, indicando que el color es un factor que incide sobre las preferencias de los objetos que se encuentran en la vivienda y que son indispensables para la formación de la vida familiar y construcción de roles sociales (Landázuri & Espejel, en Sánchez, Ríos & Vázquez, 2006). Un ejemplo de ello es el trabajo de Gifford & Lacombe (2006) quienes reportan que la calidad de la vivienda a partir de su diseño arquitectónico y de mobiliario, influye en el desarrollo emocional de los niños.
Ahora bien, considerando la significatividad reportada (p<.001), se encontró una mayor relación entre el color y los juicios estéticos (bonito/feo), ya que estos vienen dictados por el orden social en el que nos encontramos inmersos. Mientras que las otras dos variables (alegre/triste y cómodo/incomodo) son más personales, relacionándose con lo que nosotros queremos, necesitamos y sentimos; aunque tampoco están exentas de este orden social, pero en menor medida. Por otro lado, la varianza explicada reportada, indica la presencia de variables externas que influyeron en la apreciación de los estímulos presentados, y por consecuencia en la respuesta emitida, como podría ser el estilo de los muebles y la ubicación espacial de estos. Esta relación significativa junto con las variables dependientes expuestas, nos da una jerarquización por parte de los participantes, lo que nos habla no solo de preferencias estéticas y relaciones iconográficas (Canter, 1978), sino también de constructos sociales que rodean y descansan sobre dichos colores y los lugares que los albergan.
Es así, que la preferencia del color no yace primordialmente en aspectos fisiológicos o de carácter cognoscitivo, más bien se encuentra dentro de una relación socio-cultural, que se construye con el paso del tiempo, el cumulo de experiencias y con el conocimiento que se traspasa de persona a persona. Con ello, los usuarios (la cultura misma) son los encargados de proveer sentido, coherencia y preferencia, a todo lo que se encuentra alrededor. Dotando al color de significados que darán sustento a nuestro bagaje cultural y diferenciando nuestra cultura de otra, otorgándonos autenticidad, individualidad y exclusividad ante los ojos de los demás.
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