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No.3 Vol.2 | RELACIÓN ENTRE LA AUTOPERCEPCIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN

RELACIÓN ENTRE LA AUTOPERCEPCIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL Y LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN EN MUJERES ESTUDIANTES DE LICENCIATURA

RELATIONSHIP BETWEEN SELF-PERCEPTION OF THE BODY IMAGE AND EATING DISORDERS IN WOMEN UNDERGRADUATE STUDENTS

Beatriz Gómez Castillo, Itzel Guadalupe Bricia Medina &Beatriz Adriana Mendieta Mercado

Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex


Resumen:

Los trastornos de alimentación han sido fuertemente identificados en jóvenes, uno de los elementos más importantes es la imagen corporal y la percepción que se tiene de ella, es por eso que el objetivo de esta investigación es determinar la relación entre la percepción de la imagen corporal y los trastornos de alimentación en 78 estudiantes de psicología de cuarto y octavo semestre, de una universidad de Toluca. Se le aplicó a cada estudiante las pruebas Eating attitudes test (EAT-26) y la Escala visual para adolescentes, además se recopilaron datos de edad, peso y talla. Los resultados indicaron que no hay una relación significativa entre la autoimagen y la incidencia en trastornos de alimentación en las estudiantes, se encontró una correlación baja de .170.

Palabras clave: imagen corporal, trastorno de alimentación, adolescencia.

Abstract Eating disorders have been strongly identified in young people, one of the most important elements is the body image and the perception of it, that is why the objective of this research is to determine the relationship between body image perception and eating disorders in 78 fourth and eighth semester psychology students from a university in Toluca. The tests Eatting attitudes test (EAT-26) and the visual scale for adolescents were applied to each student, and data on age, weight and height were collected. The results indicated that there is no significant relationship between the self-image and the incidence in eating disorders in the students, a low correlation of .170 was found.

Key words: body image, eating disorders, adolescence

Resumo

Os transtornos alimentares têm sido fortemente identificados em jovens, um dos elementos mais importantes é a imagem corporal e a percepção do mesmo, por isso o objetivo desta pesquisa é determinar a relação entre a percepção da imagem corporal e distúrbios alimentares em 78 estudantes de psicologia do quarto e oitavo semestre de uma universidade em Toluca. Os testes Teste de Atitudes de Comer (EAT-26) e a escala visual para adolescentes foram aplicados a cada aluno, e dados sobre idade, altura, peso e estatura foram coletados. Os resultados indicaram que não há relação significativa entre a autoimagem e a incidência nos transtornos alimentares nos escolares, sendo encontrada uma baixa correlação de 0,170

Palavras chave: imagem corporal, transtornos alimentares,

I. Introducción

La imagen corporal es un elemento constitutivo del ser humano que está relacionado con la salud y la enfermedad mental, su alteración es uno de los elementos principales a tomar en cuenta a la hora de diagnosticar un trastorno de la conducta alimentaria.

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales IV (2002) se definen 3 categorías dentro de los trastornos de la conducta alimentaria, que son: la bulimia nerviosa, la anorexia nerviosa y los trastornos alimentarios no especificados. En este trabajo nos enfocaremos en los primeros dos trastornos: anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.

Un considerable número de autores han dado diversas definiciones acerca de la autoimagen, Bruchon- Schweeitzer (1992) concibe la imagen del cuerpo como ‘’una configuración global o un conjunto de representaciones, percepciones, sentimientos y actitudes, que el individuo elabora con respecto a su cuerpo durante su existencia y a través de diversas experiencias’’.

Rosenbaum (1979, citado por Stenberg y Blinn, 1993) concibe la autoimagen corporal como ‘’la sensación del cuerpo que comienza con la niñez temprana y que se modifica continuamente a lo largo de la vida, como consecuencia de la enfermedad, el dolor, el placer y la atención’’.

Por su parte, Rodríguez (2000) la define como como “una fotografía mental que cada individuo tiene sobre la apariencia del cuerpo, unida a las actitudes y sentimientos con respecto a esa imagen corporal’’.

Vaquero, Alacir, Muyor y López (2013), tras la revisión de varios autores, afirman que la imagen corporal está formada por diferentes componentes: el componente perceptual (percepción del cuerpo en su totalidad o bien de alguna de sus partes), el componente cognitivo (valoraciones respecto al cuerpo o una parte de éste), el componente afectivo (sentimientos o actitudes respecto al cuerpo o a una parte de éste y sentimientos hacia el cuerpo) y el componente conductual (acciones o comportamientos que se dan a partir de la percepción)

La imagen corporal se crea y se modifica a través de las diferentes etapas de desarrollo, y cobra vital importancia durante la adolescencia. Al respecto, Rivarola (2003) menciona que la imagen corporal ‘’es la representación mental del cuerpo, que se va gestando durante la niñez, y es en la adolescencia, donde resulta trascendental para el desarrollo psicosocial del individuo’’. La imagen del cuerpo constituye una parte muy importante de la autoestima de muchas personas, especialmente en la etapa de la adolescencia.

Uno de los factores de riesgo de la alteración de la imagen corporal que más ha tomado fuerza en los últimos años es el sociocultural. Tras la revisión de otros materiales, Portela, Da costa, Mora y Raich (2012) nos dicen que la insatisfacción con la imagen corporal y la ocurrencia de los TCA son influenciadas por presiones socioculturales, por ejemplo, de los medios de comunicación y de las relaciones interpersonales, centrados en un ideal de belleza inalcanzable para muchos adolescentes. En este sentido, la insatisfacción corporal ocurre si un individuo interioriza el cuerpo ideal, el determinado culturalmente, y por comparación social concluye que su cuerpo discrepa de ese ideal (Acosta y Gómez, 2003; citados por Vaquero et al. 2013).

Acerca del género, hay diferencias significativas entre hombres y mujeres acerca de cómo perciben su cuerpo y las consecuencias de ello. Vaquero et al. (2013), tras la revisión de otros autores, postula que la insatisfacción que sufren los hombres es diferente a la de las mujeres, pues la de los primeros se debe a que quieren estar más fuertes, mientras que las mujeres quieren estar más delgadas y toman medidas para cambiar su imagen corporal con el fin de sentirse bien, independientemente del peso real que tengan. Las mujeres están más influenciadas por los modelos estéticos corporales.

Son muchas las personas que se encuentran insatisfechos con ciertos aspectos físicos de su cuerpo, pero es necesaria la valoración de otros factores, al respecto, Vaquero et al. (2013) sostiene que la distorsión acerca de la propia imagen es relativamente frecuente, pero depende del grado y repercusión en otras áreas de la vida para que adquiera una dimensión patológica.

A través de la revisión de diversos estudios, Portela (2012) afirma que la insatisfacción corporal está presente en un 25% a un 81% de las adolescentes y en un 16% a un 55% de los niños y contribuye a la aparición de diversas condiciones físicas y psicológicas. Hay una fuerte evidencia de que el rechazo de la configuración del cuerpo es un factor de riesgo causal de los comportamientos y actitudes alimentarias negativas

Como se menciona anteriormente, la adolescencia y la juventud son etapas de la vida con gran vulnerabilidad a la aparición de trastornos psicológicos, en la actualidad uno de los principales problemas que aquejan a la juventud son los trastornos de la conducta alimentaria (Daroca y Velasco, 2004)

De acuerdo a Perpiñá (1994; citado por Rovarola, 2003) se entiende por trastornos de la alimentación: “aquellas alteraciones en las cuales la conducta alimentaria está perturbada; fundamentalmente, como consecuencia de los dramáticos intentos reiterados que las pacientes hacen para controlar su cuerpo y su peso corporal”.

Según el DSM IV (2002), los trastornos alimentarios se caracterizan por alteraciones graves de la conducta alimentaria. La anorexia nerviosa se caracteriza por el rechazo a mantener el peso corporal en los valores mínimos normales. La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios recurrentes de voracidad, seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Una característica esencial de la anorexia nerviosa y de la bulimia nerviosa es la alteración de la percepción de la forma y el peso corporales.

Los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa, son el rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal, considerando la edad y la talla, miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal, alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal. En las mujeres pos puberales, presencia de amenorrea; por ejemplo, ausencia de al menos 3 ciclos menstruales consecutivos. Se pueden especificar dos tipos: el tipo restrictivo, en el cual el individuo no recurre regularmente a atracones o a purgas. El tipo compulsivo-purgativo, en el que el individuo si recurre regularmente a atracones o purgas.

En cuanto a la bulimia, las características esenciales consisten en atracones y en métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso, además, la autoevaluación de los individuos con esta enfermedad se encuentra excesivamente influida por la silueta y el peso corporales. Los individuos con este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de su conducta e intentan ocultar los síntomas. Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo más disimuladamente posible, pueden reducir la disforia de manera transitoria, pero a continuación suelen provocar sentimientos de autodesprecio y estado de ánimo depresivo.

Entre los criterios diagnósticos se encuentran: la presencia de atracones recurrentes, conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, como son provocación del vómito, ayuno y ejercicio excesivo. Se especifican dos tipos, el purgativo y el no purgativo, en el purgativo, el individuo se provoca regularmente el vómito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso, en el no purgativo, el individuo emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio intenso, pero no recurre a provocarse el vómito.

Por medio de la revisión bibliográfica, Portela et al. (2012) concluye que la aparición de AN y BN y, en especial, los síndromes parciales, es mayor en la adolescencia dada la magnitud de los cambios biológicos, psicológicos y de redefinición del papel social en esta etapa de la vida.

Rivarola (2003) menciona que tanto en la anorexia como la bulimia nerviosa, interactúan causalmente factores biológicos (desórdenes hormonales, etc.), psicológicos (rasgos de personalidad), familiares, sociales y culturales (modelo de delgadez)

El Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG) de la Cámara de Diputados reveló que los trastornos alimentarios aumentaron 300 por ciento en México durante los últimos 20 años. Precisó que 95 por ciento de los casos de anorexia y bulimia se desarrolla a partir de hacer una dieta estricta y 90 por ciento de las personas con estos padecimientos son mujeres. A través de la infografía “Anorexia y bulimia en México”, el CEAMEG destacó que las adolescentes entre 14 y 19 años presentan una mayor prevalencia de todos los trastornos del comportamiento alimentario (CEAMEG, 2016).

Es por estas razones, que, para fines de esta investigación, se decidió tomar la variable presente en los criterios diagnósticos de ambas enfermedades; la percepción de la imagen corporal, y debido a los datos estadísticos, se consideró oportuno dirigirse a una población adolescente y femenina para recabar la información e indagar si existe o no relación estadísticamente significativa entre la autopercepción de la imagen corporal y la aparición de algún trastorno alimenticio.

2. Método

En la presente investigación el método utilizado fue cuantitativo, cualitativo, correlacional.

3. Diseño

3.1 Muestreo

La muestra se eligió mediante un procedimiento no probabilístico y seleccionadas por conveniencia. Participaron 78 estudiantes mujeres de la licenciatura en Psicología, de cuarto y octavo semestre, cuyas edades oscilaban entre los 19 y 26 años de edad. Como criterios de inclusión, se consideró que los participantes fueran estudiantes de la licenciatura en Psicología y que fueran del sexo femenino.

3.2 Instrumentos

Para fines de esta investigación se aplicaron dos instrumentos, el primero de ellos es el Eatting attitudes test (EAT-26): fue elaborado por David Garner y Paul Garfinkel en 1982, (siendo una segunda versión mejorada del EAT-40 de 1979). El EAT-26 es una prueba de tamizaje (screening), que consta de 26 ítems y que tiene por objetivo el identificar riesgo de desorden alimentario en una muestra no clínica. Es un test de autoreporte que tiene una duración aproximada de 15 minutos, el cual debe aplicarse en un recinto que cumpla condiciones adecuadas de luz, temperatura y sonido, y que cuente con material básico para su aplicación (silla y una superficie de apoyo).

La prueba consiste en una escala de 26 ítems con opciones de respuesta tipo Likert que van desde: siempre, muy a menudo, a menudo, algunas veces, raramente y nunca, los cuales miden con qué frecuencia ha realizado cada uno de los comportamientos expresados en los reactivos. Las preguntas desde la 1 a la 24 y la 26 (en dirección favorable a la variable) toman el siguiente puntaje: nunca, rara vez y a veces 0 puntos, frecuentemente 1 punto, casi siempre 2 puntos y la categoría siempre 3 puntos. Para el caso del ítem 25 (en dirección desfavorable a la variable) la puntuación es la siguiente: siempre, casi siempre y frecuentemente, 0 puntos; a veces, 1 punto; rara vez, 2 puntos y nunca, 3 puntos. El puntaje final de la prueba corresponde a la suma de todos los items, cuyo total puede variar entre 0 y 78 puntos. El obtener un puntaje igual o superior a 20 puntos se asocia a actitudes y conductas alimentarias de riesgo relacionadas con desórdenes alimentarios. (Jones, Bennett, Olmsted, Lawson y Rodin, 2001).

Escala visual para adolescentes: Gómez-Pérez-Mitre (1997), del cuestionario de alimentación y salud en las secciones de escalas visuales para mujeres y hombres adolescentes. Contiene nueve siluetas ordenadas al azar, las cuales cubren un continua de peso. Desde siluetas muy delgadas hasta muy gruesas u obesas, pasando por una de peso normal. Esta escala también permite recabar información sobre peso y talla, edad y sexo, permitiendo hacer adecuaciones respecto de la norma de peso (nutrición actual) talla para edad (nutrición histórica) y peso para la edad (nutrición actual e histórica)

3.3 Procedimientos de recolección y análisis

Para comenzar la aplicación, se acudió a cuatro grupos de la licenciatura, del turno matutino, la aplicación fue de manera grupal, se les explicó el objetivo y procedimiento de la investigación y se les invitó a participar. A continuación, les fueron entregados de manera individual los tres instrumentos descritos anteriormente, se les pidió que leyeran las instrucciones cuidadosamente y que no dejaran ningún reactivo sin contestar y se les explicó lo relacionado a la confidencialidad. No hubo un límite de tiempo y los aplicadores permanecieron dentro del aula para resolver preguntas y cuidar que la aplicación transcurriera de forma correcta.

El procesamiento de los datos se realizó con el paquete estadístico SPSS versión 24.0. Se aplicó estadística inferencial; correlación de Spearman entre nuestras variables de estudio y frecuencias simples. Se tomó un valor de significancia de .05, el valor considerado para las ciencias sociales.

4. Resultados

Las edades de las participantes, oscilaron de los 19 a los 26 años. De las cuales, un 33.3% (26 participantes), pertenecen al grupo de 19 años. Seguido de 18 participantes (23.1%) que pertenecen al grupo de 20 años de edad. El grupo de 21 años de edad está conformado por 14 participantes que conforman el 17.9%. El siguiente grupo representa un 12.8% de la población total (22 años de edad) está integrado por 10 participantes. A partir de los 23 años a los 26, representa minoría de la muestra, con 10 participantes en total representando el 10%.

El peso de las participantes se encuentra entre los 40 kg y los 98 kg. Siendo el de mayor frecuencia (7 participantes), 60 kg. Seguido de 58 kg (6 participantes), 53 y 50 kg (5 participantes cada uno).

Con respecto a la estatura, las participantes midieron desde los 1.48 metros hasta los 1.85 metros.

Para la escala de consideración de su percepción corporal, más del 50% de participantes eligieron C, con peso normal-ni gorda ni delgada, seguido de la opción B con sobre peso-gorda, un 9 % eligió el peso por debajo del normal-delgada y sólo el 1% eligió la opción A, obesa-muy gorda.

Tabla 1


Llamamos insatisfacción de la imagen corporal a la diferencia que se encontró entre la elección de la figura real o actual y la figura ideal. Entre más grande sea la diferencia (positiva o negativa) es indicador de insatisfacción. Cuando no hay diferencia es indicación de satisfacción, para ello, se resta el número de la silueta de la imagen que más se asemeja a la que la participante considera, al número de la silueta deseada. El 76.9% del 100% de participantes, presenta insatisfacción de la imagen corporal. El valor de 1 y -1 ocupan el 43.6% de, total. Seguido de los valores 2 y -2, conformando el 16.9%. Por último, quienes obtuvieron 3 y -3, equivalen al 6.4% de la población total. Como se puede observar, el valor de insatisfacción promedio, que son 34 participantes, es relativamente bajo, pues es de 1 y -1. Y solo son cinco casos que presentan mayor insatisfacción.

Tabla 2


Los resultados obtenidos de la aplicación del instrumento de percepción de la imagen corporal indican que a pesar de que existe una insatisfacción de la imagen corporal en más de la mitad de la población total, no es demasiada, considerando que el 43.6% de ella, obtuvo el valor más bajo (1y-1). Sin embargo, no hay que dejar de lado las 21 participantes con 2 y -2 de insatisfacción y las 5 cuyas puntuaciones fueron las más altas.

Los resultados obtenidos de la prueba EAT-26, muestran que sólo el 3.9% (3 personas) de la población total, presenta más de los 20 puntos necesarios para considerar que hay un riesgo de incidencia de trastorno de la alimentación.

Los resultados arrojan una significancia de 0.170, mayor a 0.05, por lo cual se confirma que no hay una relación estadísticamente significativa ente las variables que miden ambas pruebas.

Tabla 3


5. Conclusiones

Debido a los resultados obtenidos, se puede observar que el 70% de la muestra total presenta una autopercepción del peso corporal ‘normal’. Sin embargo, cuando se aplicó la escala de percepción visual, los resultados arrojaron que un 76.9% de la muestra total presenta algún grado de insatisfacción de la imagen corporal, ya sea positiva o negativa, lo cual resulta un tanto contradictorio, pues se esperaría que si presentan autopercepción normal del peso corporal, existiera también, satisfacción de la imagen corporal de igual manera.

Aunque las puntuaciones medias del EAT-26 fueron bajas, se identificaron sólo tres participantes con puntuaciones iguales y mayores a 20 puntos.

Con respecto a la idea del objetivo general, se observa que no existe correlación estadísticamente significativa entre las variables de autopercepción de la imagen corporal (escala de percepción visual) y los trastornos de alimentación (EAT-36), pues el valor de la significancia es mayor a .05, pues se obtuvo .170. Sin embargo, estos resultados no indican que la teoría sea incorrecta, solamente los datos no fueron estadísticamente significativos para demostrarla.

Se considera que para futuras investigaciones, podría existir una relación mayormente significativa si se aplicara los instrumentos a personas previamente diagnosticadas con algún trastorno de alimentación, pues en esta investigación ese factor no fue tomado en cuenta.

Dado que este tema, es de interés para la Psicología, se considera bastante oportuno identificar a las tres participantes que presentaron las puntuaciones más altas, para proponerles una intervención terapéutica.

6. Referencias

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Acosta, V. (2000). Factores de riesgo asociados con los trastornos de alimentación: imagen corporal y conducta alimentaria. Una investigación transcultural entre España y México (Tesis doctoral). Universidad de Almería, España.

American Psychiatric Association (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.

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Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (2016). En los últimos 20 años aumentaron en 300 por ciento los trastornos alimentarios: CEAMEG. México.

Daroca, C., Velasco, C. (2004). Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes de las ciudades de La paz, Santa Cruz y Tarija. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología. 2(1), 67-76.

Jones J.M., Bennett S., Olmsted M.P., Lawson M.L., y Rodin G.(2001). Disordered eating attitudes and behaviors in teenaged girls: a school-based study. Canadian Medical Association Journal, 165, 547-552.

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Portela, M., Da costa, R., Mora, M., Raich, M. (2012). La epidemiología y los factores de riesgo de los trastornos alimentarios en la adolescencia; una revisión. Nutrición Hospitalaria, 27(2), 391-401.

Rivarola, M. (2003). La imagen corporal en adolescentes mujeres: Su valor predictivo en trastornos alimentarios. Fundamentos en Humanidades, IV (7-8), 149-161.

Vaquero, R., Alacid, F., Muyor, J., López, P. (2013). Imagen corporal; revisión bibliográfica. Nutrición Hospitalaria, 28(1), 27-35.

Rodríguez, E. (2000). Imagen corporal en el desarrollo psicosocial. El Adolescente. México: McGraw-Hill Interamericana.

Eating Disorders: Afflicting Mind, Body 2018 de http://www.acenetwork.com/eatdis/EATtest.htm.& Soul. Satellite Teleconferece (1999, Febrero 25). Extraído el 30 abril de 2018

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