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No.3 Vol.2 | BREVE HISTORIA DE LOS INICIOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS EN MÉXICO

BREVE HISTORIA DE LOS INICIOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS EN MÉXICO

Brief history of the beginning of crisis intervention in Mexico

Jorge Álvarez Martínez

Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, México


Resumen

Se pretende rescatar elementos del inicio de la intervención en crisis en México ante los múltiples desastres tanto naturales p. e. sismos como humanos p. e. violencia que inundan los espacios de la sociedad mexicana. Los modelos de intervención en crisis comenzaron ante los sismos del 85 con la intención de desarrollar un modelo viable de atención a víctimas de los desastres para prevenir y afrontar los efectos de los sucesos disruptivos. Se contó con asesoría israelita. Las tareas fueron reconocimiento de cadáveres, brigadas en hospitales y alberges. El abordaje era predominantemente con terapia breve psicodinámica y cognitivo conductual. También se desarrollaron modelos de atención a niños, atención telefónica y atención los participantes para que pudieran desahogarse. Se dan a conocer las experiencias de la UNAM, Iztacala, y se reconocen también los esfuerzos de la UIA.

Palabras clave: crisis, intervención, historia

Abstract

It is intended to rescue elements of the beginning of the crisis intervention in Mexico in the face of multiple natural disasters for example earthquakes as humans for example violence that flood the spaces of Mexican society. The crisis intervention models began during the earthquakes of '85 with the intention of developing a viable model of assistance to victims of disasters to prevent and deal with the effects of disruptive events. There was Israeli advice too. The tasks were recognition of corpses, brigades in hospitals and shelters. The approach was predominantly with brief psychodynamic and cognitive behavioral therapy. Models of attention to children, telephone attention and attention to the participants were also developed so that they could let off steam. The experiences of the UNAM, Iztacala, are made known and the efforts of the UIA are also recognized.

Key words: crisis: intervention, history

México es un país en donde los desastres son prácticamente cotidianos. Las diferencias geográficas, hidrometeorológicas, geológicas, topográficas y orográficas, los problemas de hacinamiento y asentamientos humanos de las grandes ciudades y sus zonas circunvecinas, los problemas de transporte y vialidad, la creciente inseguridad palpada por todos nosotros al asistir a estudiar o trabajar, las contrariedades generadas por las secuelas del crimen organizado y sus inherentes, como las muertes circunstanciales y heridos que transitaban por el lugar en donde se dio una refriega entre fuerzas del orden y sicarios, los secuestros, las extorsiones, presenciales, virtuales y telefónicas, los accidentes técnico-industriales que son provocados por negligencia, desinformación o corrupción y por último, los desastres socio-organizativos que son los eventos perturbadores a nivel social. Allí queda rebasada la capacidad de respuesta del Estado, pues la atención proporcionada por las organizaciones gubernamentales y sociales muchas veces es limitada o inapropiada, dependiendo de la magnitud y el daño de la misma. En ocasiones los eventos disruptivos son propiciados o magnificados por el mismo Estado, ya sea por apatía, desidia, desdén hacia las víctimas o negligencia al realizar sus funciones. Actualmente fenómenos como el bulling, el moving , el burnout, la violencia de género, la violencia intrafamiliar, el maltrato conyugal, el desempeño académico deficiente, la deserción escolar, los muy diversos conflictos laborales, el incremento de accidentes laborales, la migración y el retorno de los migrantes a sus comunidades después de décadas de trabajar en otro país, las caravanas migrantes como las que actualmente se encuentran en nuestro país, serian algunos de los emergentes sociales de nuevo cuño, en la intervención en crisis .

Todo lo anteriormente expuesto nos ha llevado a estudiar, investigar, desarrollar y difundir un modelo de atención psicológica eficaz y expedito para el tratamiento de las personas afectadas por estos eventos disruptivos. Este programa nos permite enfrentar, desde la psicología, la atención a las víctimas directas e indirectas, para promover una cultura de la prevención en desastres; y cuando estos irremediablemente se dan, contar con un grupo de expertos en atención a víctimas de catástrofes. La meta es la resolución inmediata de las crisis individuales, grupales y el restablecimiento del funcionamiento del individuo y la sociedad antes, durante y después del evento catastrófico en sus muchas caras como se mencionó anteriormente.

De aquí surge una pregunta obligada

¿Cuándo empezó este modelo de atención psicológica a víctimas de desastres y como se ha desarrollado en nuestro país?

Las primeras intervenciones disciplinares se dieron durante los sismos de1985

En primer lugar, los psicólogos se concitaron en la realización de una labor conjunta en la Facultad de Psicología de la UNAM y en el Campus Iztacala de la ahora Facultad de Estudios Superiores, FESI de forma espontánea y de ahí, se dieron tareas específicas para aquellos que deseaban brindar ayuda humanitaria.

Durante estas actividades se formaron brigadas para ayudar a entregar los cadáveres de personas que se encontraban en bolsas negras en el parque Delta de Béisbol que en aquel entonces se encontraba en donde ahora hay un centro comercial- entre Viaducto y Av. Cuauhtémoc. La labor consistía -previa petición de familiares que presuponían ahí se podía encontrar a su familiar-, en la identificación de los cuerpos a través de signos personales (lunares, forma de la cara, algún rasgo físico que pudiera identificarlo, vestuario etc.). ahora podemos decir a de 40 años de esto que ahí se estaba gestando lo que ahora se conoce como psicología forense.

La tarea implicaba distintas acciones: estar presentes con los deudos para acompañarlos a este reconocimiento, brindar contención emocional y finalmente apoyo en la realización de los trámites para sepultarlo, si es que si habían logrado identificar al familiar desaparecido.

También se formaron las primeras brigadas de atención psicológica que se desplazaban a los hospitales de traumatología y generales del D.F. y de la zona conurbada, principalmente del Estado de México; donde predominaba una gran cantidad de personas que habían sobrevivido al terremoto y a su réplica.

Para su atención, se utilizaron de manera básica, técnicas de terapia breve de orientación psicodinámica, cognoscitivo-conductuales u otras modalidades de abordaje psicológico, como la terapia familiar sistémica, que aún no estaban muy exploradas y aceptadas en México.

Las intervenciones se hacían a pie de cama o donde estuvieran ubicados los rescatados y heridos. Muchas veces se les daba atención psicológica en una silla o hasta en el suelo, una vez que la capacidad hospitalaria había quedado rebasada por los muchos hospitales que habían colapsado y la gran demanda que cada día incrementaba las necesidades de atención.

Durante estas visitas a los nosocomios, los psicólogos voluntarios, hacían un plan de acción. A partir de éste, se diseñó un trabajo posterior de desahogo emocional para los psicólogos involucrados, al finalizar la jornada de ayuda humanitaria. Se podía realizar en casas de terapeutas de reconocido prestigio como fue el caso de la Dra. Bertha Blum (Boni), entonces jefa del Área Clínica de la Facultad de psicología de la UNAM.

Para facilitar el trabajo, las autoridades de la Facultad, básicamente el Director (Dr. Juan José Sánchez Sosa), nos daba oficios que nos identificaban como psicólogos de la Facultad de Psicología de la UNAM, dirigidos a las diversas autoridades civiles y militares.

Como respuesta, a su vez con las listas que mandaban las autoridades, mismas que se procesaron en la unidad de cómputo de la Facultad por la Unidad de Computo a cargo del Dr. Daniel Zarabozo, Enríquez de Rivero, se creó el primer centro de atención psicológica por vía telefónica que después se llamó Servicio de Atención Psicológica por Vía Telefónica, a partir del cual, se entrenó a un grupo de colegas.

En aquel entonces, vinieron unos expertos israelíes para capacitar a lo que ahora llamamos terapeutas telefónicos; que como decía el Dr. Sánchez Sosa: “Hay que saber cómo dar las malas noticias”. La tarea se realizaba a través de un auricular, consistía en informarle al peticionario si la persona buscada estaba en alguna morgue, en algún hospital o se encontraba desaparecida. Pero no nos quedamos en dar la información de forma fría o burocrática, sino que nos fuimos sensibilizando en la forma de cómo contenerlas emocionalmente por esta vía, esto también sería en inicio de los ahora populares call centers de ayuda y apoyo psicológico que cada día se posicionan en espacio y credibilidad.

Cabe señalar que conforme se fue dando la atención en los hospitales mencionados, nos fuimos percatando de que los médicos de urgencias, así como el resto de los médicos, las enfermeras y el personal en general, no habían tenido la posibilidad de descansar y menos de desahogarse.

Algunos llevaban jornadas maratónicas atendiendo heridos y rescatados por más de 72 horas y muchos aun no sabían del paradero de sus familiares o de colegas fallecidos en lugares tan devastados como el Centro Médico Nacional, el Hospital Juárez u otros de los sanatorios colapsados.

Por lo antes expuesto, nos dimos a la tarea de hacer con ellos un grupo de contención que ahora se llama “debriefing”. Así surgieron narrativas de sus testimonios y dudas de todo tipo, lo que nos permitió emplear un método de desahogo emocional y de rehabilitación conductual, inusual hasta ese momento, para que los médicos pudieran continuar con su titánica labor de ayuda humanitaria.

Hubo colegas como fue el caso del Mtro. Xorge Chargoy, que aparte de ser psicólogo, era locutor de turno en Radio Universidad. Él comprendía en su justa dimensión la magnitud de este evento catastrófico y se dio a la tarea de comunicarlo a través de la banda internacional de la estación radiofónica, en varios idiomas, ya que era un políglota contumaz.

La transmisión sirvió para informar fidedignamente a la gente en el extranjero de qué modo estábamos viviendo realmente este desastre, ya que prevalecía la desinformación luego que se habían difundido informaciones inexactas o imprecisas que generalmente exageraban las noticias, al grado tal que se difundió en algunos lugares del extranjero, que prácticamente había desaparecido la Ciudad de México.

A su vez, también se trabajó en albergues y posteriormente se crearon brigadas artísticas de música, danza, poesía y teatro que con la anuencia y apoyo de la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM, se crearon espacios de “arte-terapia”, que para entonces, ni siquiera se conocía esta clasificación, ahora tan usada de forma genérica.

Hasta aquí tenemos la relatoría de lo que se hizo en la Facultad de Psicología campus CU, pero faltaríamos a la verdad, sino reconociéramos la labor de otros campus universitarios como Iztacala u otras escuelas particulares como la Universidad Iberoamericana, tan solo por citar a estas dos.

Nuestros compañeros y colegas de la entonces FES IZTACALA se concentraron en la atención a las comunidades y albergues de la zona conurbada al norte del entonces DF y el Estado de México, los colegas de Iztacala hicieron lo propio en albergues como el ubicado en el deportivo 18 de Marzo en la delegación Azcapotzalco.

Ambos grupos CU e Iztacala fuimos entrenados en los mismos modelos de atención psicológica y por los mismos psicólogos a saberse el Dr. Sánchez Sosa de la facultad de psicología de la UNAM y el Dr. el doctor David Green, de la Universidad de Tel-Aviv, quien impartió́ en la Facultad de Psicología de la UNAM un curso sobre la intervención del psicólogo en situaciones de crisis. Se aplicó el modelo de intervención a niños de la Dra. Laura Hernández Guzmán pionera en este campo de la atención psicológica a niños y un trabajo sistemático, muy bien planeado en los albergues por los psicólogos que ahí trabajaron de forma ininterrumpida y por los artistas, bailarines, músicos, dramaturgos, poetas, actores y otros más integrantes de estos dispositivos artísticos.

De nuestras colegas y voluntarias de la Universidad Iberoamericana UIA, existen evidencias fotográficas de su participación sacando escombro y cascajo de Tlatelolco en los edificios colapsados, llevando comida y agua a los rescatistas y voluntarios en edificaciones derrumbadas y acompañando a familias que por la circunstancia generaban conflictos intrafamiliares propios de estas circunstancias.

Con esta breve semblanza pretendo dar una idea muy general de los inicios de esta ahora nueva disciplina dentro de la psicología en México, que tiene muchos nombres (psicología de emergencias y desastres, primeros auxilios psicológicos, brigadas de intervención en crisis), pero hemos luchado mucho para que la “Intervención en Crisis”, ahora sea una cuestión formativa indispensable para todos los psicólogos, tanto para su entrenamiento académico-profesional, como para su vida diaria, dada la gran demanda de esa área emergente en nuestra profesión.

Una de las razones de este artículo es sensibilizar a los nuevos psicólogos en formación de la importancia de esta área y a los escépticos, burócratas o psicólogos de escritorio, pedirles que no obstaculicen este trabajo que ya desde el principio es difícil.

No quiero dejar de mencionar a algunos de los colegas psicoanalistas argentinos exiliados entonces en México con quienes iniciamos entonces este periplo: la Dra. Marie Langer, la Dra. Mirtha Matraj, El Dr. Jorge Chaparro, la Dra. Cristina Botinelli y a figuras relevantes de profesión como la Dra. Laura Hernández Guzmán, el Dr. Juan José Sánchez Sosa, el Dr. Benjamín Domínguez Trejo, el Dr. Daniel Zarabozo, el Mtro. Xorge Chargoy. la Dra. Amada Ampudia, la Dra. Bertha Blum, el Dr. Federico Puente, el Dr. Edgar Galindo, la Dra. Leticia Sánchez Encalada. el Dr. Eduardo Murueta; de antemano pido una disculpa si hubo omisiones al nombrar a muchos que se me van de la memoria, Pero sobre todo quiero homenajear a los todos héroes anónimos que sin afán de ningún protagonismo hicieron posible esta tarea.

Referencias:

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2016) Psicología de urgencias y emergencias.

Disponible en www.copmadrid.org

Gómez del C., J. F. (1994) Intervención en crisis: Manual para el entrenamiento. México: Plaza

y Valdés

Slaikeu, K. A. (1988) Intervención en crisis. Manual para práctica e investigación. México: Manual Moderno

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