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No.2 Vol. 1 | La Imagen Del Cuerpo Y Pulsión De Muerte En Un Caso De Cirugía Estética.

La Imagen Del Cuerpo Y Pulsión De Muerte En Un Caso De Cirugía Estética

The image of the body and death pulsion in a case of aesthetic surgery

Beatriz Gómez-Castillo y Blanca Selene Sotelo-Beltrán

Universidad Autónoma del Estado de México, Facultad de Ciencias de la Conducta, Toluca, Estado de México, México

RESUMEN

El objetivo de la presente investigación consistió en estudiar la imagen del cuerpo y pulsión de muerte en un caso de cirugía estética de una mujer de 38 años a través del modelo psicodinámico. Se utilizó un estudio de caso. Los instrumentos de evaluación constan de 15 entrevistas y test proyectivos (TAT y Machover). Los resultados muestran conflictos con la figura paterna. Inseguridad de sí misma y del ambiente, dependencia a la figura materna conservadora y sobreprotectora. Esto nos permitió concluir que las cirugías se relacionan con una autoagresión, mostrando pulsión de muerte relacionada con el rechazo de la figura paterna, que la mantiene en búsqueda de aceptación propia y del padre, sosteniéndose de la madre y la intelectualización.

Palabras clave: Imagen, Cuerpo, Pulsión de muerte, Cirugía estética, Ideal del yo.

ABSTRACT

The aim of this research was to study the image of the body and death drive in a case of plastic surgery of a 38 years old woman through the psychodynamic model. A study case was used. Examination instruments consist of 15 interviews and projective tests (TAT and Machover). The results indicate conflicts with the father figure. Insecurity of herself and the environment, dependence of a conservative and overprotective mother figure. This allowed us to conclude that surgeries are associated with self-aggression, showing related death instinct with the rejection of the father figure that keeps her looking for acceptance of her’s-self and her father, holding on the mother and intellectualization.

Key words: Image, Body, Death drive, Aesthetic surgery, Ideal ego.

RESUMO

O objetivo desta pesquisa foi estudar a imagem corporal e a pulsão de morte em um caso de cirurgia plástica de uma mulher de 38 anos, através do modelo psicodinâmico. Um estudo de caso foi usado. Os instrumentos de avaliação consistem em 15 entrevistas e testes projetivos (TAT e Machover). Os resultados mostram conflitos com a figura do pai. Insegurança de si e do meio ambiente, dependência da figura materna conservadora e superprotetora. Isso nos permitiu concluir que as cirurgias estão relacionadas à automutilação, mostrando uma pulsão de morte relacionada à rejeição da figura paterna, que a mantém em busca da auto-aceitação e do pai, mantendo a mãe e a intelectualização.

Palavras-chave: imagem, corpo, pulsão de morte, cirurgia estética, ego ideal.

INTRODUCCIÓN.

La cirugía estética apunta a embellecer el cuerpo y su realización implica el deseo del paciente, puesto que es por su “propia voluntad” que se somete a ella (Ospina, 2009). Ese objetivo está determinado por un ideal de belleza establecido en cada cultura, transmitido por los medios de comunicación fundamentalmente a través de la imagen. La Cirugía estética no se practica por una cuestión de salud, sino que se enfoca en la apariencia para embellecer el cuerpo de personas sanas. No obstante, la Cirugía estética en su accionar, para lograr los cambios que se propone en diversas partes del cuerpo, siempre tiene en cuenta el aspecto funcional de dichas partes.

La cirugía estética cuenta con el favor de los medios de comunicación, quienes promueven su uso y sus ventajas, por ejemplo que el cambio de apariencia “levanta la autoestima”, que permite al sujeto sentirse mejor consigo mismo y que puede cambiar todo aquello con lo que se siente inconforme, tanto en su cuerpo como en su vida cotidiana. Con este mensaje difundido por los medios de comunicación, muchos sujetos se convencen de que la cirugía estética es el camino perfecto para alcanzar la felicidad, por su rapidez, eficacia y “buenos” resultados.

Sin embargo, todo esto lleva a la pregunta: ¿es acaso solo la época en la que vivimos, la posmodernidad, lo que está influyendo para realizarse una cirugía estética?, ¿Qué pasa con su cuerpo, con su imagen del cuerpo y con la pulsión de muerte? Por ello, es necesario estudiar la imagen del cuerpo y la pulsión de muerte en un caso de cirugía estética.

Ya que actualmente estamos en una época donde, la persona que ya se haya realizado esta clase de cirugía estética da por el incremento de estas con el paso del tiempo, presentando una insatisfacción personal, de autoestima, siendo emocional, corporal, siendo la demanda de recurrir a tales cirugías, presentando tal inconformidad y una negativa del aspecto físico.

Según Debray (1994), estamos en la era de lo visual, en la cual la imagen es omnipresente y es sostenida en gran medida por el sistema capitalista. En este mundo de la imagen donde reinan las pantallas y donde pasamos tanto tiempo conectados a algo (la Internet, el celular, el computador, el reproductor de música, la televisión), naturalmente surge un tipo de discurso impensable en otras épocas debido, por supuesto, a esas nuevas tecnologías que nos lo permiten, al nuevo orden político y social de tipo neoliberal y globalizante y a la avanzada incesante del capitalismo: ya no somos individuos, ahora somos consumidores.

La cirugía estética es vendida como la solución a los conflictos personales y como una manera de mejorar la vida, la “autoestima” y dejar atrás los complejos para ser una o “sentirse mejor consigo mismo”; Las personas que se someten a una cirugía estética buscan ser eternamente jóvenes, en gran medida por vía de la apariencia, para lo cual hoy en día se ofrecen decenas de tratamientos de rejuvenecimiento quirúrgicos y no quirúrgicos, que muchos se repetirán una y otra vez para borrar lo que más se pueda las huellas del envejecimiento y otras más.

El objetivo de este trabajo es realizar un estudio con relación a la imagen del cuerpo y la pulsión de muerte en un caso de cirugía estética. Partiendo desde una exploración de las condiciones de nuestra época, por algunos llamada posmodernidad, para pasar luego a explicar que es la imagen del cuerpo desde una perspectiva psicoanalítica, y luego, entender el concepto de pulsión de muerte desde Freud, posteriormente, el concepto de narcisismo, y por último, conocer qué procedimientos estéticos se ofrecen hoy en día para “embellecer”.

El cuerpo e imagen en psicoanálisis

El cuerpo del que se ocupa el psicoanálisis, ya Winnicott (1960 citado en Tubert-Oklander 2006), habla de un significado más próximo a nuestro campo de indagación, es el de la experiencia corporal del ser humano. Él dice que todos tenemos una experiencia vivencial de lo que significa ser-en-el-cuerpo; es decir, del latir del corazón, del ritmo de la respiración, de la tensión y el movimiento de nuestros músculos, de la apertura vital de la superficie de nuestro cuerpo, de los ingresos y egresos a través de sus múltiples orificios, de sus impulsos, apetitos, anhelos y dolores, en fin, de la totalidad de nuestra existencia carnal.

De acuerdo con Bover (2009), el psicoanálisis ha descubierto, que esta experiencia de nuestro ser viviente nos resulta en gran medida desconocida, e incluso inaceptable, es decir, que es inconsciente, cobrando nuevas formas con el vaivén de nuestra vida emocional y nuestras relaciones con los demás seres humanos y con la totalidad de nuestro entorno.

La noción de cuerpo existía ya antes del psicoanálisis, pero éste retoma el concepto de cuerpo y le da un marco diferente transformándolo de las definiciones tradicionales que se han hecho sobre él (Unzueta Nostas & Lora, 2002). Cuando se habla de cuerpo en psicoanálisis, no se trata meramente del organismo que funciona por la actividad biológica de los distintos órganos y demás componentes anatómicos, como ya lo hemos mencionado anteriormente, sino que éste es sólo uno de sus sustratos. Por ello, en los siguientes apartados se hablará de los diferentes tipos de cuerpo.

Cuerpo erógeno – pulsional – deseante (cuerpo del deseo)

Tradicionalmente, las ciencias como la biología y la medicina ponen su atención en el cuerpo como un organismo, observando el funcionamiento de los sistemas o el conjunto de signos que determinan una enfermedad, para formular desde allí tanto teorías como prácticas útiles en su estudio o en su curación. A diferencia de esta concepción de cuerpo orgánico, Freud considera que el organismo recibe gran influencia de lo psíquico, por lo que el malestar físico puede estar determinado por causas psíquicas y no sólo se trata de un desorden de tipo biológico. Con esto podemos responder a una de las preguntas planteadas anteriormente, en efecto el cuerpo del que habla el psicoanálisis está atravesado por lo psíquico. En principio, propone que el ser humano no es equiparable a los demás animales porque no posee instinto, sino que a causa de su inmersión en la cultura y en el lenguaje se introduce un nuevo registro: la pulsión (trieb), que, tal como él mismo lo define en Pulsiones y destinos de pulsión, “nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma”. (Freud, 1915)

Casi todas las aristas del concepto de pulsión tienen su referente en el cuerpo. Ya sea por el costado de la fuente, es decir las zonas erógenas “por fuente de la pulsión se entiende aquel proceso somático que se localiza en un órgano o en una parte del cuerpo y cuya excitación está representada en la vida psíquica por la pulsión” (Laplanche & Pontalis, 1993), lo encontramos igualmente, cuando se habla del fin o meta de la pulsión o bien, cuando se refiere al objeto de la misma, del que podemos decir cuando de su parcialidad se trata, que es un objeto directamente vinculado al cuerpo, el pecho, el pene, etc. (Elizalde, 2012).

El sujeto humano nace prematuro, en el sentido de que no puede valerse por sí mismo; sin los cuidados proporcionados por la madre, o por quien ocupe este lugar, moriría. Le lleva tiempo madurar, controlar sus esfínteres, caminar, hablar, lo que lo hace totalmente dependiente de las personas que se hacen cargo de él. La madre es, tanto para el niño como para la niña, el ser del cual dependen, el primero con el que se vinculan, omnipotente y poderoso, porque es ella quien interpreta sus necesidades. Es ella la que pone nombre a sus demandas, el niño es para ella un enigma por descifrar (Vaccarezza, 2002).

Vemos que para Freud, el cuerpo se construye, deja de ser solo una masa material desde el momento en que la necesidad es cubierta por los cuidados de la madre o sustituto, sin embargo, al cubrir esta necesidad, siempre queda un algo que está sin saciar, éste algo, queda fuera del ámbito meramente biológico, ya no obedece a la mera necesidad y se instaura en lo psíquico.

De acuerdo con (Elizalde, 2012) cualquier parte del cuerpo es susceptible a organizarse solo depende de la intervención del Otro, que es quien regula y organiza su funcionamiento mediante las significaciones dadas a cada una de ellas, y marca el cuerpo del recién nacido a través de las acciones encaminadas a satisfacer sus necesidades vitales como la alimentación o la limpieza. En relación al cuerpo sexuado.

Cuerpo sexuado – castrado (cuerpo de la diferencia de los sexos)

Teniendo en cuenta que la sexualidad no es equivalente a la genitalidad, Freud plantea que el niño es un “perverso polimorfo”, lo que quiere decir que el niño tiene comportamientos autoeróticos que no han sido regulados, o sea, la pulsión le exige satisfacción, para lo cual el niño le da placer a su propio cuerpo, específicamente, a los lugares de borde, los orificios, pero sin recurrir a un objeto exterior. En este sentido, puede mencionarse como ejemplo la situación en la que el niño, luego de satisfecha su necesidad de alimento mediante la succión del pecho, pasa a procurarse el placer del chupeteo (Ospina, 2009). Siendo parte de un cuerpo sintomático.

Cuerpo sintomático (cuerpo hablante o cuerpo de significantes)

Freud en sus estudios sobre la histeria descubre un cuerpo que se comporta como si la anatomía no existiese. Descubriendo así cierta separación y pérdida de las leyes que rigen lo somático, de ahí que surja en su pensamiento un cuerpo diferente, regido por otras leyes meramente psíquicas. Rechaza la dualidad cartesiana cuerpo-alma, ya que a partir de sus observaciones de las parálisis histéricas apunta a que las alteraciones físicas de las pacientes correspondían a la función del órgano más no a un daño en éste, razón por la cual habría una asociación entre la parte del cuerpo afectada y un recuerdo traumático (Freud, 1893).Así, lo psíquico modificaría lo orgánico y, a su vez, las condiciones y tensiones orgánicas, al ser representadas, coadyuvarían en la organización del psiquismo humano.

Freud concluye que “los síntomas neuróticos poseen (como los actos fallidos y los sueños) un sentido propio y una íntima relación con la vida de las personas en las que surgen” (Freud, 1917), y que tienen rasgos individuales y típicos en todos los pacientes. El psicoanálisis inaugura una nueva perspectiva del cuerpo, ahora visto como sintomático. Ese cuerpo sintomático que trata el psicoanálisis es aquel aquejado por los conflictos psíquicos que generan un malestar ya sea físico o subjetivo. El cuerpo sintomático es aquel que trata de conciliar el goce que exige la pulsión y los mandatos que el discurso plantea. Bajo el postulado de que el cuerpo humano es un cuerpo que habla (Soler, 2006).

El cuerpo hablante

Cuerpo hablante significa de acuerdo con Nasio (2008), un conjunto de elementos significantes. El cuerpo hablante puede ser, por ejemplo, una cara, en la medida en que una cara está compuesta por líneas, por expresiones y por rasgos diferenciados y ligados entre sí. El adjetivo hablante no indica que el cuerpo nos hable sino que es significante, es decir, que comporta significantes que hablan entre sí.

Freud cataloga al síntoma como uno de los tipos posibles de las formaciones del inconsciente, que hacen referencia a la manera en que retorna lo reprimido para que pueda ser aceptado y vuelto consciente, es decir, que el deseo inconsciente pueda ser conciliado con las defensas empleadas por el sujeto, siendo ambos satisfechos. Por su parte, Lacan propone que el síntoma se ubica en la intersección de las tres dimensiones de la estructuración subjetiva (real, simbólica, imaginaria), y puntualiza que, si bien, el síntoma implica un malestar subjetivo, permite el lazo social (Ospina, 2009). En estos términos, el síntoma es necesario para el sujeto en dos sentidos: primero, porque es la vía de ajustar el goce que la pulsión exige y los mandatos culturales a los cuales debe acogerse para vivir en sociedad. Segundo, porque el síntoma permite la identificación del sujeto, es decir, gracias al síntoma puede reconocer la singularidad de sí mismo, así como ser reconocido por los semejantes.

No obstante, hoy en día el cuerpo sintomático es tratado de otra manera porque se exige la eliminación del malestar a través de métodos eficaces que arrojen resultados rápidamente. A la gente le interesa obtener resultados, sin mucho esfuerzo o dolor. Por esto, la cura por la palabra llega a ser despreciada e incluso desvirtuada, ya que para muchos ir al psicoanalista requiere mucho tiempo y los resultados “no se ven” a corto plazo. Actualmente el mercado ofrece un abanico de posibilidades para darle una “solución definitiva” al malestar subjetivo, cualquiera que sea. Por ejemplo, si se trata de manejar los conflictos psíquicos o afectivos basta con asistir al psiquiatra para recibir un cóctel de medicamentos que alivien; si se trata de un malestar del sujeto con su cuerpo, basta con asistir al médico general para recibir una pastilla que alivie el dolor; y si se trata de un malestar del sujeto con la apariencia de su cuerpo, basta con asistir al cirujano plástico o estético para lograr recomponer la figura y sentirse mejor.

Lacan (1984) propone tres registros que determinan la estructuración del sujeto: Real, Simbólico e Imaginario. El cuerpo desde el registro de lo Real puede equipararse al organismo (carne, mucosas, entrañas, cavidades, fluidos) de la medicina, a la carne, que está condicionado inevitablemente por la muerte, la diferencia sexual anatómica y por aquellas características orgánicas particulares del individuo, condiciones que hasta hace un tiempo eran difíciles de modificar radicalmente pero que hoy en día son potencialmente alterables gracias a los avances científicos y tecnológicos.

En su carácter Simbólico, el cuerpo es en sí mismo una metáfora, la metáfora elocuente de todo lo que está vivo e inversamente es, el objeto más simbolizado de nuestro universo, lo que suscita el mayor número de metáforas. Para Lacan, la palabra “símbolo” tiene una acepción diferente de la acepción habitual, las significación Lacaniana se basa en el concepto de eficacia simbólica promovido por Claude Lévi-Strauss, vale decir, parte de las ideas de que el símbolo tiene el poder, no sólo de sustituir la realidad sino también, y sobre todo, de modificarla o incluso de engendrarla, es decir, que sea significante (Nasio, 2008).

El cuerpo imaginario no sólo es la apariencia del cuerpo, sino también el cuerpo productor de un sentido. Para que una parte del cuerpo sea imaginario, hace falta que me sienta atraído por ella, por la presencia del otro a través de él. Sólo entonces eso que descubro llega a ser alguien para mí. Me emociona, me incita a pensar o suscita una palabra (Nasio, 2008). Con todo ello quiero decir que para que sea imaginario, es preciso que la apariencia del otro despierte algo en mí, ya sean recursos, suscite reflexiones, me lleve a hacer asociaciones y analogías o incluso a producir metáforas. Por lo que el cuerpo imaginario es todo aspecto del cuerpo que movilice a quien lo mira, lo remita a sí mismo, a su propia historia, y lo incite a experimentar afectos y a generar espontáneamente sentido, es decir, el cuerpo cuyo reflejo es la silueta especular, o el cuerpo visto en forma global.

Lacan viene a enunciar lo que es el cuerpo para el psicoanálisis; así pues el cuerpo está vinculado al Imaginario, por la imagen, al Real por el goce, y al Simbólico por el significante. A partir de la integración del organismo con el lenguaje y la imagen es posible la construcción de un cuerpo. De ahí que la imagen sea tan relevante para el ser humano, además de ser fundamental para el tema que ocupa este trabajo, es preciso profundizar sobre su desarrollo y sus implicaciones en la subjetividad. Nasio, (2008).

La imagen cobra una gran importancia para el ser humano desde el comienzo de la vida, y dado que el mundo contemporáneo la sobrevalora, es importante dar un vistazo a la conceptualización que se hace de la imagen desde el psicoanálisis. Esto permitirá encontrar la relación que se teje entre lo propio de la imagen en la subjetividad y los mandatos culturales que imperan hoy en día basados en ella.

Imagen

¿Qué es una imagen? Desde Nasio la Imagen es el doble exacto o semejante de un ser o de una cosa. Toda sensación vivida intensamente en la infancia imprime en nuestro inconsciente una imagen original que se reactivará como una sensación semejante o un elemento asociado a ella.

La imagen del cuerpo es inconsciente, dinámica, es decir, que se construye, se desarrolla y se regenera a lo largo de la vida, es eficaz, pues provoca efectos precisos en el cuerpo mismo del que es imagen (Nasio, 2008).

El estadio del espejo

Es necesario comenzar por ampliar el concepto de cuerpo imaginario. Imaginario significa efecto de una imagen; también decir que el cuerpo es imaginario, es decir que la imagen es asumida por el sujeto a través de una serie de identificaciones (Elizalde 2010).

El estadio del espejo se ordena esencialmente sobre una experiencia de identificación fundamental en cuyo transcurso el niño realiza la conquista de la imagen de su propio cuerpo. La identificación primordial del niño con esa imagen va a promover la estructuración del yo (Je) poniendo término a esa vivencia psíquica singular que Lacan denomina: fantasía del cuerpo fragmentado.

El personaje principal del Estadio de espejo no es el bebé, ni siquiera su mirada; sino la Imagen especular de su cuerpo. Para Lacan (citado por Nasio 2008), la Imagen especular es como un reflejo de nuestra silueta en el espejo, silueta que puede aparecer en un soporte, pantallas, fotografía, escultura o dibujo, o que también podemos reconocer en la apariencia de nuestro semejante o que incluso puedo reconstruir mentalmente.

La experiencia del niño durante la fase del espejo se organiza en base a tres tiempos fundamentales que marcan la conquista progresiva de la imagen del cuerpo. Al comienzo, es como si el niño percibiera la imagen de su cuerpo como la de un ser real al que intenta acercarse o atrapar. En otras palabras, este primer tiempo de la experiencia demuestra que hay una confusión primera entre uno mismo y el otro, confusión ampliamente confirmada por la relación estereotipada que el niño mantiene con sus semejantes y que prueba, sin duda alguna, que al principio vive y se localiza en el otro (Dor, 1994).

En este periodo, la imagen especular le da al niño la ilusión triunfante de dominar su cuerpo. El júbilo del pequeño ante la vista de su imagen resplandeciente de vida traduce no sólo el placer de reconocerse en una forma humana, sino también el de jugar con la imagen que “obedece” dócilmente al menor de sus gestos. El bebé excitado y desbordante de alegría da golpecitos al espejo porque orgulloso de sentir que existe y que domina una imagen que mueve a su antojo; goza entonces de la ilusión omnipotente de dominar tanto su imagen como su cuerpo (Nasio, 2008).

Así como este primer momento de la fase del espejo pone claramente en evidencia el vínculo del niño con el registro imaginario, el segundo momento, por su parte, constituye una etapa decisiva en el proceso identificatorio. En efecto, el niño llega a descubrir disimuladamente que el otro del espejo no es un ser real sino una imagen. Además de que ya no intenta atraparla, la totalidad de su comportamiento indica que desde ahora sabe distinguir la imagen del otro de la realidad del otro (Dor, 1994).

Esta es la fase en la que por primera vez, el bebé percibe en el espejo una silueta humana, movediza y dinámica, que se corresponde con él; su imagen se mueve, se percibe como una entidad, vale decir, como un individuo diferente de los seres y de las cosas que lo rodean; Se percibe como una entidad, mas no como un sí mismo, puesto que aún no ha adquirido el sentimiento de sí que le permita decir: “¡Ése soy yo!” a la vista de su imagen.

En esta fase tiene lugar la primera identificación del niño, identificación con la imagen de su cuerpo, un cuerpo percibido como un todo, en cuanta unidad e identidad; pero también se produce la primera identificación con la imagen de un semejante tan humano como él. De esto Lacan deduce que la fascinación ejercida por la imagen de nuestro amado es tan irresistible como la atracción ejercida por nuestra imagen del espejo; y, recíprocamente, la atracción ejercida por nuestra imagen del espejo; y, recíprocamente, la atracción que sentimos por nuestra imagen es tan poderosa como la atracción que sentimos por el ser amado. De ello se desprende que amo u odio según la medida del amor o el odio que deposito en mi imagen. Como esta imagen es la imagen del otro, nuestra Imagen especular nos enajena del otro. Porque para ser yo, para sentirme yo mismo, estoy obligado a recortar mi imagen de la de mi semejante. E inversamente, delante de mi semejante, me tranquiliza verme tan humano como él. Pero, tanto si me recorto como si me veo semejante a él, siempre dependo del otro (Nasio, 2008).

Y a todo esto ¿Qué es el espejo? Este espejo, entonces, no es más que la mirada de la madre, o sea, cierta imagen pre-existente en el deseo materno en relación a ese hijo. La mirada de la madre que, al verlo, le otorga determinados atributos con los cuales el niño se identifica. He aquí la importancia de la mirada en el ser humano. Es un objeto pulsional y está presente desde siempre en la vida del sujeto. En principio, la mirada del Otro materno es uno de los lugares de comunicación del bebé con el mundo que lo rodea. En el estadio del espejo esa mirada del Otro cobra una significación insospechada, pues inaugura tanto el deseo como el ideal. Toma allí su relevancia la mirada de los otros, mirada que viene del uno mismo” (Nasio, 2008).

El tercer momento dialectiza las dos etapas precedentes, no sólo porque el niño se asegura de que el reflejo del espejo es una imagen, sino, y por sobre todo, porque adquiere la convicción de sólo es una imagen que es la suya. Al re-conocerse a través de esa imagen, el niño reúne la dispersión del cuerpo fragmentado en una totalidad unificada que es la representación del cuerpo propio. La imagen del cuerpo es, entonces, estructurante para la identidad del sujeto que realiza en ella su identificación primordial (Dor, 1994).

Lacan propone que el yo que se forma siempre será otro porque cuando el niño se ve reflejado en el espejo o en el otro, este semejante en tanto toma la posición de un gran Otro para el niño, interviene de tres maneras: primero, deviene soporte de la imagen del niño; segundo, al ser testigo de la escena, es quien la significa, es decir, se la otorga y le aporta el deseo, que se constituirá en el deseo propio del niño (deseo es deseo del Otro); y finalmente, en tanto Otro cultural regulará las relaciones especulares del sujeto con los demás debido a esas ambivalencias que plantean acuerdos o rivalidades.

De esta manera, se tiene que el sujeto se funda en la alteridad: el yo no es sin el otro, y más allá, en palabras de Lacan, “el yo es el otro, y el otro es yo” (Lacan, 1955). Puede decirse que la identificación corresponde al “como si”, “como si yo fuera ese que veo en el espejo”, es decir, otro.

Son tres experiencias que vive el bebé delante de si Imagen especular. La primera, “Me veo como una entidad de forma humana”; la segunda, “Me veo como una entidad humana distinta de las otras entidades que me rodean”, y la tercera: “Me veo como una unidad coherente y en movimiento”. La impresión de ser una entidad diferente de las demás, de ser Uno, anuncia el yo que el sujeto afirmará cuando, más tarde, hable en su propio nombre. La impresión de ser una unidad coherente y en movimiento prefigura su futuro de sí mismo.

El Yo es el resultado de ese estadio del espejo en tanto va a ser símbolo de una unidad irreducible, inédita antes de él, que no es ya la de la imagen sino la de un reflejo de la imagen en el cuerpo. La idea fundamental de Lacan y que coincide con la Freud, es que el cuerpo es algo que debe ser constituido y que esta construcción no es del orden biológico. El organismo biológico no está disperso ni fragmentado, muy por el contrario, tiene una coherencia funcional que lo mantiene vivo. Solo podemos hablar de cuerpo fragmentado, reino de las pulsiones parciales del autoerotismo, a partir de la existencia de un cuerpo unificado por la libido narcisista.

No cabe duda de que el cuerpo, especialmente el cuerpo imaginario, está hoy en primer plano, prima el deseo de completud que la imagen da, pero así mismo prima el despedazamiento del cuerpo. Esta conjunción de integración y desintegración propia de lo imaginario, pone al cuerpo en el ojo del huracán ya que, en el camino hacia el reconocimiento por el Otro, el sujeto puede destruir a su semejante e incluso a sí mismo. Actualmente se privilegia la dimensión imaginaria del cuerpo, porque hoy más que nunca una imagen importa más.

Narcisismo

La referencia al mito de Narciso, que evoca al amor orientado a la imagen de uno mismo, podría hacer creer que semejante amor sería totalmente independiente de las pulsiones sexuales tal como Freud las puso de manifiesto en algún momento de su teoría. En el campo del psicoanálisis el concepto de narcisismo representa, por el contrario, un modo particular de relación con la sexualidad (Nasio, 2000).

El termino narcisismo proviene de la descripción clínica y fue escogido como ya se mencionó anteriormente por P. Nacke en 1899 para designar aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; es decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena. (Freud, 1914). Freud distingue dos narcisismos, primario y secundario, que se abordan de manera sucesiva.

Narcisismo primario. Un motivo acuciante para considerar la imagen del narcisismo primario y normal surgió a raíz del intento de incluir bajo la premisa de la teoría de la libido el cuadro de la demencia precoz o esquizofrenia. La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcicismo (Freud, 1914).

Narcisismo secundario: corresponde al narcisismo del yo; para que se construya es preciso que se produzca un movimiento por el cual el investimento de los objetos retorna e inviste al yo. Por lo tanto, el pasaje al narcisismo secundario supone dos movimientos:

1. Según Freud, el sujeto concentra sobre un objeto sus pulsiones sexuales parciales “que hasta entonces actuaban bajo el modo autoerótico”, la libido inviste el objeto, mientras la primacía de las zonas genitales aún no se ha instaurado.

2. Más tarde estos investimentos retornan sobre el yo. La libido, entonces, toma al yo como objeto.

Del narcisismo al ideal del yo

En el plano tópico, se liga el narcisismo infantil a una estructura o subestructura del aparato psíquico que es el Ideal del yo, formación narcisista de carácter permanente que, desde el interior del aparato psíquico, marca los modelos familiares y sociales de aspiraciones y exigencias ideales, de ideales a alcanzar. (Freud, 1914).

Freud, (1914). Introdujo también el término de Yo ideal, aunque nunca abordó una diferenciación sistemática entre el Yo ideal y el Ideal del yo. Algunos autores post-freudianos, como Numberg y Lagache, han tomado esta tarea, estableciendo al Yo ideal como una formación genéticamente anterior al Superyó (que es heredero del Edipo). Lagache (1958, citado en Laplanche & Pontalis, 1993) lo define así: "El yo ideal, concebido como un ideal narcisista de omnipotencia, no se reduce a la unión del yo con el ello, sino que implica una identificación primaria con otro ser, cargado con la omnipotencia, es decir, la madre".

El concepto de pulsión de muerte en Freud

Hablemos ahora de un concepto básico convencional que experimenta un constante cambio en su contenido, es el de pulsión. Desde el punto de vista terminológico, el término “pulsión” fue introducido en las traducciones de Freud como equivalente al alemán Trieb 17 (Laplanche & Pontalis, 1993).

Sigmund Freud, a fin de señalar la especificidad del psiquismo humano, reservó Instinkt para los componentes animales. En principio, Freud propone que el ser humano no es equiparable a los demás animales porque no solo posee instintos, sino que a causa de su inmersión en la cultura y en el lenguaje se introduce un nuevo registro: la pulsión. Freud, llama “necesidad” al estímulo pulsional; lo que cancela esa necesidad es la “satisfacción”, la cual sólo puede alcanzarse mediante una modificación, apropiada a la meta (adecuada), de la fuente interior de estímulo.

Por su parte Laplanche & Pontailis (1993) definen la pulsión como el proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace tender al organismo hacia un fin. Y agregan que para Freud, una pulsión tiene su fuente en una excitación corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente pulsional; gracias al objeto, la pulsión es como puede alcanzar su fin. Hall (2005) dice que la pulsión es un representante mental de una necesidad corporal.

Nasio (2013) afirma que las pulsiones de vida unen, integran y amplían el ser, mientras que las pulsiones de muerte separan, aíslan y reducen el ser a su estado más crispado y doloroso. Cuando el que remonta al inconsciente es el inconsciente-fuerza de vida, el pasado que se impone se inserta naturalmente en la acción presente, se incorpora a la vida y se manifiesta a menudo a través de actos creativos. Cuando, en cambio, el que se precipita en una acción salvaje y compulsiva es el inconsciente-fuerza de muerte, el pasado que se impone hace tambalear el presente y nos desestabiliza. En el caso del inconsciente-fuerza de vida, se trata de un pasado relativamente intenso y perturbado y, por lo tanto reprimido, aunque a la espera de retornarse para integrarse en el presente cuando las circunstancias del momento lo exijan. En el caso de la inconsciente fuerza de muerte, se trata de un pasado traumático y, por lo tanto, forcluido antes de ser reprimido. Ahora seguiremos con otro aspecto relevante en esta investigación.

Cirugía estética

La cirugía plástica es la rama de la cirugía que se dedica a devolver su forma y función al organismo humano. El término plástico (del griego, plastikos, que significa “que puede modelarse”) designa a la técnica quirúrgica de reparación (Mackay y Carlson, 1999).

Ospina (2009) refiere que la cirugía plástica se dedica a intervenir el cuerpo con el objetivo de repararlo o mejorarlo. Al respecto Kohn (1998), refiere que la cirugía plástica es la rama de la cirugía que se encarga de la restauración de partes del cuerpo que estén lesionadas, desfiguradas o sean desagradables a la vista. Incluye la cirugía cosmética, es decir, las correcciones cosméticas no relacionadas necesariamente con la salud física.

Entendamos entonces la cirugía estética como la rama de la medicina que se encarga de moldear el cuerpo de una persona de acuerdo al ideal que tiene sobre la forma y figura del cuerpo o algunas partes de él en específico, sin necesitarlo físicamente, más bien es meramente psicológico, pues esta persona no se siente a gusto con esta parte del cuerpo y por ello acude a la cirugía estética

Procedimientos estéticos: Los procedimientos que se ofrecen en la actualidad para modificar el cuerpo se dividen en quirúrgicos y no quirúrgicos. Los primeros son aquellos que penetran más radicalmente el cuerpo, aquellos que quitan partes o extraen sustancias, sus pacientes tienen un período más prolongado de recuperación y sus resultados se ven a más largo plazo. Los procedimientos no quirúrgicos ciertamente modifican la apariencia del cuerpo, pero no son tan invasivos ya que se aplican o inyectan sustancias, o se hace alguna intervención sobre la superficie de la piel, son de tipo ambulatorio, no requieren tanto tiempo de recuperación y los resultados suelen verse al poco tiempo de realizado el procedimiento.

MÉTODO

OBJETIVO

Para esta investigación el objetivo consiste en estudiar la imagen del cuerpo y la pulsión de muerte en un caso de cirugía estética a través de las teorías psicoanalíticas.

TIPO DE ESTUDIO

Se utilizó un estudio de caso denominado también de sujeto único, el cual consistió en el análisis de un solo sujeto, basándose en una metodología de tipo cualitativo. Es a su vez una investigación ideográfica, constituyendo un ejemplo de ello el método clínico.

DISEÑO

MUESTREO

Se realizaron 15 entrevistas con orientación psicodinámica a una paciente de 38 años de edad, elegida de manera no probabilística.

INSTRUMENTOS

El modelo dinámico es una derivación del modelo psicoanalítico, cuyo máximo representante es Sigmund Freud (1856-1939). De acuerdo con Maganto & Ávila Espada (1999), para el modelo psicodinámico, la conducta es considerada como síntoma, una manifestación externa de un conflicto intrapsíquico, que se origina por la pugna entre las tres instancias psíquicas dotadas de energía, ello, yo y superyó, que actúan según diferentes procesos, inconsciente, preconsciente y consciente. Para la siguiente investigación se utilizarán los siguientes instrumentos: La entrevista psicodinámica, Test proyectivos; TAT (Test de Apercepción Temática) y Test de la figura humana de Karen Machover.

Para Bleger (1981), la entrevista psicodinámica es un instrumento fundamental del psicólogo clínico y es por tanto, una técnica de investigación científica de la Psicología. A propósito de lo anterior, Díaz (1990), define a la entrevista psicodinámica como un encuentro entre en paciente y un entrevistador, es, el procedimiento técnico tendiente a desarrollar un proceso de comunicación, en el seno de un vínculo interpersonal, cuya nota es el establecimiento de una relación de trabajo a través de la cual se busca esclarecer los conflictos psíquicos, presentes y pasados que perturban el equilibrio actual del entrevistado.

El Test de Apercepción Temática, consiste en una serie de 31 láminas, acerca de las cuales se pueden construir narraciones. A medida que se avanza en ellas se puede apreciar mejor lo que permanece constantemente, aunque la historia en si varié. Esta constancia nos proporciona una idea acerca de la persona. Las láminas estimulan la imaginación, proporcionan material incluso a personas de imaginación más pobre. Permiten explorar de una manera más o menos sistemática las posibles áreas de un conflicto o de importancia motivacional. Además, la reacción perceptiva del sujeto ante la lámina proporciona una fuente adicional de información respecto de su visión del mundo que lo rodea. Así, mediante este instrumento pluridimensional, se obtiene del sujeto una serie de datos respecto de sí mismo.

El Test de la figura humana de Karen Machover es un test proyectivo que se aplica en niños, adolescentes y adultos para Evaluar aspectos de la personalidad del sujeto en relación a su autoconcepto y a su imagen corporal. Se le dice: “Dibuje una persona”: luego, si dibujo un hombre, se le dice que dibuje ahora una mujer, y viceversa. Si dibuja una cabeza como figura completa, se le pide que complete el dibujo. De no haber tiempo para los dos dibujos, se le pedirá que dibuje una figura de su propio sexo (hombre o mujer). Si el sujeto omite una parte esencial del cuerpo, puede presionársele para que la dibuje, después deberá tratarse de averiguar porque no dibujo dicha parte. Si hay resistencia para dibujar, se le explicara que no interesa la belleza del dibujo o la perfección, etc.

PROCEDIMIENTO DE RECOLECCIÓN Y ANÁLISIS

Se empleó el método clínico para llevar a cabo la investigación, primeramente tuvieron entrevistas con la persona estudiada, con el objetivo de recabar datos e información general y especifica de su “historia de vida”, después se aplicaron los dos instrumentos arriba mencionados, el TAT y el test de la figura humana de Karen Machover en aproximadamente una sesión de 45 a 50 min cada uno. Las entrevistas y la aplicación de los instrumentos fueron grabadas en audios con previa autorización del sujeto evaluado, después se transcribieron para recabar la información y se realizó un análisis por separado de cada uno de ellos, rescatando lo más significativo para los fines de la investigación. El TAT se creó un cuadro referencial en donde existirán diferentes categorías a analizar. Por otro lado, con el Test de la figura humana de Machover se realizó un análisis detallado del dibujo de los sujetos. Por último se integraron los resultados de los test proyectivos, junto con la información de las entrevistas y se les dio un significado a cada uno de los aspectos que se desean estudiar en esta investigación, que es la imagen del cuerpo y la pulsión de muerte.

RESULTADOS

A continuación, se presentan los resultados, en un primer momento se presentan los datos más significativos de las entrevistas psicodinámicas. En el siguiente apartado, se presentan los resultados obtenidos en los test proyectivos, se usaron tablas para facilitar su comprensión.

Historia clínica

Se realizaron 15 entrevistas con orientación psicodinámica para recabar la información que a continuación se presenta. Con fines de mantener en confidencialidad la identidad de la persona que colaboró en esta investigación se le dará el nombre de PF, los demás nombres que aparecen han sido cambiados con el mismo fin. La forma en que se presenta la información recabada sigue el modelo que sugiere Díaz (1998).

Ficha de identificación

PF es una mujer, de 38 años de edad que aparenta mayor edad a la cronológica, su forma de vestir es con ropa holgada, que cubra la mayor parte de su cuerpo.

Es divorciada desde hace 2 años, después de un matrimonio que duró 6 años, fue disfuncional por problemas de violencia psicológica, mencionó que fue una etapa de su vida muy dolorosa y difícil de superar debido a los principios y valores que le inculcaron en su familia, Tiene una hija de 8 años de edad y con quien actualmente vive.

PF se describe como una mujer que fue educada a la antigua “muy mocha” su cercanía con la religión permitió que reprimiera muchos sentimientos.

Historia familiar

1) Entorno socioeconómico y cultural durante el desarrollo: facilita o dificulta ciertas capacidades e intereses; modela los hábitos recreativos, las normas, modos de comportamiento, metas y valores del individuo. Consciente o inconscientemente los padres suelen elegir la función que debe cumplir cada uno de sus hijos dentro de la familia; redentor, niño perpetuo, intruso, mediador, chivo expiatorio, etc. (Díaz, 1998).

Su padre viene de una familia grande y creció en un ambiente hostil y de carencias tanto económicas como afectivas. Su padre, es decir, su abuelo de PF era machista y era de tenerle miedo. Logro terminar sus estudios ya que estaba grande.

Historia personal

1) Infancia; nacimiento, lactancia, destete, control esfinteriano, desarrollo, juegos, y tipo de relación establecida con maestros y compañeros (Díaz, 1998).

Los primeros dos años de vida de PF estuvo al cuidado de su abuela materna, sus padres trabajaban y solo los veía los fines de semana, por lo que el vínculo con su madre en especial fue lejano y lo que explica la relación tan pegoteada con su abuela y la influencia que ella tuvo en su crianza.

Adolescencia pubertad, menarca, desarrollo físico, adquisiciones culturales, intereses, tendencias o experiencias homo o heterosexuales, relaciones interpersonales, metas e ideales y figuras idealizadas y odiadas, esfuerzos por emanciparse de la familia (Díaz, 1998).

A la edad de 14 años aproximadamente tuvo su primer noviazgo que duró 3 años y fue cuando estudiaba la secundaria, recuerda que desde el jardín de niños le decían de relajo que Carmelo era su novio, así que fue más de costumbre que de gusto ella dice: “era como de chocolate, era mi novio en el recreo, fue mi novio como de un cuento de hadas”, recuerda que su relación termino porque él conoció a una niña que venía de Zacatecas, PF la describe como una niña “muy bonita, alta, de tez blanca y ojos de color”, él era tímido. Actualmente conserva una relación de amistad con él.

Historia de la cirugía estética

En el trascurso de sexto de primaria al tercer año de secundaria que ella noto un cambio drástico en su nariz y es en este tiempo cuando se le ocurre la idea de operarse, curiosamente coincide con la etapa de la pubertad y adolescencia donde se dan los cambios físicos, en busca de una imagen corporal...búsqueda de la identidad, duelo por el cuerpo que se deja (infancia), etc. Ella estaba a disgusto con la forma de su nariz, eso era lo único y dice: “No me gustaba, me sentí mal, no fea…”

Salió de la facultad y empezó a trabajar, ahorro 4 años para poder operarse y después de 14 años es cuando por fin junta el dinero y se opera, dice que la operación le costó cerca de 20 mil pesos aproximadamente y recurrió a un cirujano plástico que había operado a su hermano tiempo atrás cuando este se lastimo una mano.

Análisis del test de apercepción temática Tat

· Lámina 1. El chico y el violín. Un niño contempla un violín instalado sobre una mesa ante él. Es el aprender a tocar un instrumento, situación que se vive con incertidumbre e inseguridad de si se logrará el objetivo, se ve a la figura paterna con miedo, al no ser o llegar a ser lo que él quiere, al no lograr ser el hijo ideal (ideal del yo). La actitud frente al deber es vivida como algo que si no se hace bien se puede ser castigado con el enojo del padre…y puede esto provocar una herida. Se observó preocupación por perder el control, que las cosas no salgan como se espera, esto puede provocar sentimientos de fracaso en PF y a la vez presentar síntomas físicos, somatización. En el cuerpo se van a alojar estos sentimientos, haciéndose daño a si misma (auto agresión) y se expresara el malestar que produce dicho fracaso.

· Lamina 4. Mujer que retiene al hombre. Una mujer estrecha los hombres de un hombre, cuya cara y cuerpo aparta como si tratase de separarse de ella. La libido no está puesta en un objeto de amor, más bien se encuentra en intereses profesionales o académicos, no hay un interés en relación de pareja Presenta mala relación con la figura masculina pues de algún modo no quiere saber de ella y la destruye. Relación de pareja (objeto) destruida, con obstáculos, necesidad de reconocimiento. Síntomas físicos, el cuerpo de nuevo aparece enfermo, expresando un malestar en relación a los objetos amorosos en este caso la relación con la figura masculina.

· Lamina 7 NM. Niña y muñeca. Un hombre canoso observa a un joven que mira mal humorado y con fijeza hacia el espacio. Por otro lado se observa la imagen de la figura materna como conservadora, sobreprotectora, posesiva y cuidadosa de la hija, hay una identificación con la madre y con el rol de género femenino. Se ve a la figura materna como medio para arreglar solucionar algún conflicto, de apoyo y dependencia. Existe un objeto dañado y se recurre a la madre para arreglarlo; presenta una necesidad de relación con figuras masculinas, una negación de eventos traumáticos en la infancia, mostrando un marcado Ideal del yo necesidad de reconocimiento.

· Lamina 9 NM. Dos mujeres en la playa. Una joven con una revista y un bolso en su mano, observa desde atrás de un árbol a otra con vestido de fiesta que corre a lo largo de una playa.

En otra lámina se ilustra un conflicto relacionado con la seguridad (inseguridad) y la dificultad para enfrentar el ambiente al que se percibe como peligroso por lo que se conduce con precaución y desconfianza. El héroe principal se percibe en desventaja de otro personaje lo que deja ver sentimientos de inferioridad, también se observan esfuerzos por lograr alcanzar algo, pero son inútiles ante el medio al que se enfrenta. Así mismo se observa un deseo de ser igual que el otro, de lograr lo mismo...negación de rivalidad y competencia.

· Lamina 12 M. La celestina. Mujer joven. Detrás gesticula una vieja fantasmagórica que lleva un chal sobre su cabeza.

En esta lámina la trama de la historia gira en torno a la relación que mantiene una joven con su abuela. Se tocan temas relacionados con la separación-individuación, existe dificultad para romper una relación con la figura materna, se observa también desplazamiento o proyección de los propios sentimientos hacia otro, además de la utilización de defensas pasivas para evitar situaciones conflictivas (dormir), también se presentan expresiones corporales de algún malestar psíquico. Esta relación madre-hija pegoteada puede producir síntomas físicos (somatización). Añoranza por la relación madre-hija de la infancia.

· Lamina 15. En el cementerio. Un hombre delgado con las manos unidas de pie entre lápidas sepulcrales.

En esta lámina se representa la muerte, la culpa y el castigo. El héroe principal de la historia se percibe con culpa por la separación necesaria con su esposa muerta y por el seguimiento de su vida... por realizar su vida (tímido es igual a temeroso, con miedo) miedo a que ella se enoje con él, a que él la olvide.

Análisis del test de la figura humana de Karen Machover

El cuerpo es la persona misma, el hombre que es. Papel que debe desempeñar en el mundo. La actitud hacia uno es actitud hacia el otro. ¿Cómo capta el niño la realidad del mundo, si no es mediante su cuerpo: tocando, mordiendo, etc…? Mediante el cuerpo la persona da testimonio de su espíritu, al mismo tiempo que se ve mediatizado, al situarnos en el ahora y aquí de nuestra existencia. Es decir, mediante el cuerpo llegamos a la verdadera individualización. Más aún: el cuerpo es símbolo de la condición humana. El cuerpo nos obliga a eliminar para elegir. Con esto, el cuerpo se convierte en condición, estructura y elección de la persona.

Es el motivo por el cual se puede juzgar al hombre, por su cuerpo: por el significado que tiene para él: por su actitud ante el mismo. Por nuestro cuerpo manifestamos lo que somos y lo que queremos en lo más profundo de nuestro ser. El cuerpo nunca miente. Desde el punto de vista psicológico, nos lleva a tener bien presente una condición clara: La persona sana es la que se encuentra centrada frente a la realidad, pero ¿cómo conseguirlo sin arrinconamos nuestro esquema corporal? Hay muchas personas que sienten la enfermedad en su cuerpo, a pesar de que, desde el punto de vista médico, la única respuesta que reciben es: “No tiene nada”. Y es que la íntima convicción del hombre sano con su organismo se ha desbaratado, lo acepte o no. Y en ese mismo momento la persona humana ya no se considera su mismo cuerpo; se siente espectador de su cuerpo. El cuerpo se ha constituido en algo aparte. La persona está enferma y este accidente de la enfermedad la separa de su cuerpo. El enfermo es una víctima, pero una víctima de su pasado, de sus autismos, de su ambiente, de su aprendizaje. El cuerpo enfermo responde a un conflicto total y es una actitud de defensa, haciendo surgir el dualismo.

Toda ansiedad, según Schilder (1983), menoscaba la experiencia de nuestra imagen corporal. Así el cuerpo se convierte en un signo, mal formulado, de un problema invisible, en el que encuentra razón de su vivir. El cuerpo en esta ocasión es la oportunidad y la posibilidad de descentrar al ser humano. Es claro que la persona se ha de enfrentar en el dibujo a la vivencia que tiene de su esquema corporal. En el análisis profundo de esta vivencia proyectada, con las implicaciones psicológicas que arrastra, podremos con toda seriedad deducir su personalidad sin temor a equivocarnos. Schilder (1983) consideró la imagen del cuerpo humano como una estructura antropológica, es decir, psicológica total. De ahí que la conciencia que una persona tiene de su personalidad no será más que la conciencia que tiene de su que somos, lanza sus vivencias al exterior, a pesar del control consciente.

El dibujo de la figura humana no sólo expresará ciertos pensamientos, ciertos sentimientos, ciertas aptitudes prácticas, sino que proyectará una imagen total de sí mismo, sus reacciones emocionales, sus actitudes afectivas. No se trata de tener en consideración tal o cual nota de la vida afectiva, sino de considerarla personalidad como una totalidad de ver cómo se revela más de lo que pensamos, rasgos permanentes de la personalidad, dimensiones de la personalidad ignoradas, como se ignoran los mecanismos que ponen en movimiento la mano con la cual se realiza el dibujo de la figura humana. Si en su conjunto refleja una vista de conjunto de la personalidad, todo análisis de la imagen corporal proyectada en el dibujo que la considera aisladamente necesariamente será incompleto. Un esquema corporal es siempre la expresión de un yo y de una personalidad rodeada de un medio ambiente e inmersa y afectada por el mundo. Una expresión no puede divorciarse de lo que expresa. La imagen del cuerpo es el reflejo de todo lo que el sujeto ha vivido en sus relaciones con lo que le rodea.

El dibujo de la figura humana puede ser una proyección de:

· La imagen corporal, o del concepto de sí mismo

· Las cualidades que pertenecen al propio sujeto, proyectadas con frecuencia simbólicamente

· Las actitudes hacia otra persona en el medio ambiente

· La imagen del yo ideal

· Los patrones de hábitos

· Efectos de circunstancias exteriores

· Tono emocional-expresión del estado de ánimo

· Las actitudes hacia la vida y la sociedad en general

· Tensiones emocionales – conflictos

· Experiencia o modo organizativo

· Los impulsos

· Ansiedades

· Compensaciones

Se realizó un análisis de acuerdo a Portuondo (2005).







CONCLUSIONES

Podemos concluir que el estudio de caso en esta investigación donde, la pulsión de muerte, el narcisismo, y el cuerpo son una complementación que existe para el proceso de una cirugía estética, la cual, permite conocer la inconformidad sobre alguna parte del cuerpo, teniendo que identificar la historia infantil del sujeto que decide modificar partes de su cuerpo por medio de las cirugías estéticas, que le permitan tener o crear un manejo narcisista donde se coloque esa fijación de la pulsión.

Como imagen, siendo el doble exacto o semejante de un ser o de una cosa, existiendo un objetivo donde está determinado por un ideal de belleza establecido en cada cultura, transmitido por los medios de comunicación fundamentalmente a través de la imagen. Toda sensación vivida intensamente en la infancia imprime en nuestro inconsciente una imagen original que se reactivará como una sensación semejante o un elemento asociado a ella.

Para Freud, una pulsión tiene su fuente en una excitación corporal (estado de tensión); Hall (2005) dice que la pulsión es un representante mental de una necesidad corporal. Dando pauta a fijaciones que parten de la posibilidad de crear y cumplir un deseo que satisfaga dicho narcisismo, también es importante resaltar que no solamente provoque la cirugía estética cierta satisfacción, incluso mirando la respuesta que provoca en el otro tales cambios. Podemos recordar que, la cirugía estética es vendida como la solución a los conflictos personales y como una manera de mejorar la vida, la “autoestima” y dejar atrás los complejos para ser o “sentirse mejor consigo mismo”, y así creer poder resolver algunos conflictos emocionales referidos a la apariencia física, y esto solo denota el principio de un fin interminable.

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Envío a dictamen: 27 de septiembre del 2018

Aceptación: 22 de noviembre del 2018

Blanca Selene Sotelo Beltrán

Beatriz Gómez Castillo

Doctora en Investigación Psicoanalítica por la Sociedad Psicoanalítica Mexicana. Maestra en Psicología Clínica por la UAEM. Profesora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Conducta. Psicoterapeuta en el CESPI en atención a niños, adolescentes y adultos. Investigación, entre otras, sobre identificar la necesidad de apoyo tanatológico en mujeres que abortan. Ha publicado diversos artículos p. e. Análisis de vida y obra del escritor mexicano Jorge Cuesta Porte-Petit en la Revista de psicología de la UAEM, 2, 4, 2013, pp. 63- 73 Correspondencia: btyckik65@hotmail.com


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